CONCHITA PIQUER
Algo
ofendidas, humilladas
sobre todo, dejaban en el marco
de sus
ventanas las nuevas canciones
de Conchita
Piquer: él llegó en un barco
de nombre
extranjero, le encontré en el puerto
al anochecer[1]
y al anochecer volvían
ellos, algo ofendidos,
humillados
sobre todo, nada
propensos a caricias
por otra
parte ni insinuadas
en el balcón
se consumían
los días de aquel verano,
cercano al trajín del barrio colector
del tráfico
de camiones desvencijados,
topolinos[2]
grises como de fieltro, el carro
verde del
basurero, su corneta
un sobresalto
en alguien,
demasiado próximas las dianas
en los
campamentos, en las trincheras,
pero hacia las nueve las
emisoras
transmitían
un «buenas noches» a la ciudad
filtradizo
por los balcones mellados
y luego
Glen Miller[3],
recientemente fallecido en la guerra
mundial,
llenaba de olor a mil novecientos cuarenta
y cinco con
brisas de fox trot[4] o
el lánguido; canta
el petirrojo
en Diciembre[5]
escépticos —en la calle
no crecían violetas en Diciembre —algo
cerraba sus voces habituales: cerró Ingraf
o la Sopena
precisa obreros para editar
cartillas de abastos, o recaderos Roura
necesita mozos a horas libres, escasos los letrados
en el barrio el oficio de recadero era un sí
es no
mítico,
caballeros en su triciclo, los pulmones
padecen,
decían ellas —no muy solícitas, es cierto—
como
recordando cortesías remotas de aquel libro
Manual de
Urbanidad[6],
nostalgia de costumbres
mejores, pero
reconocidas inservibles tácitamente
acababa Glenn
Miller y Bonet de San Pedro
les cantaba
los paisajes mallorquines[7],
la voz
insinuante
de la locutora un hotel:
langostas
vivas, consomés insuperables, el mar
un alimento
de yodo desde la miranda
acondicionada
de un hotel
a la altura de los entonces derruidos
en Europa
o quizá Conchita Piquer otra vez:
del por qué de este por qué la gente quiere enterarse
o la triste canción de la muchacha asomada
a la ventana, mirando el río, ahogada en el río,
como una rosa, una rosa mu blanca[8]
y de pronto
un gong
llenaba la calle de futuro, silencio,
los rostros
ponían el ceño predispuesto
porque eran
las diez de
la noche en el reloj de la
Puerta
del Sol
—Radio Nacional de España— Madrid
Eleonora
Roosevelt[9]
hacía de las suyas: colectas
con el fementido
político, algunas noches pederasta,
fulano de
tal, profeta de una próxima vuelta
de la
normalidad
y en el frente
del Rhin,
los panzers[10]
retrocedían, oh, barras
y estrellas,
una bandera en el cielo de una noche
tal vez de
verano
finalmente el himno, por
Dios
por la patria y
murieron nuestros
padres, ellas
algo humilladas, ofendidas sobre todo,
maldecían las gachas quemadas, breves sopapos
en la coronilla del niño poco entregado
a las Lecciones de Cosas o a las Lecturas Graduadas
el Padre Claret[13]
después la cena, harina
de maíz y
tocino espumoso de rosa gelatina,
ellos, algo
humillados, ofendibles sobre todo
hablaban de
un singular compañero de trabajo
míticos seres
sin una pierna o llenos de vieja
metralla
soportable
habían muerto o pronto
ascenderían
de escalafón en la Campaña
Pro Cama del
Tuberculoso Pobre
ellas
llenaban
entonces hasta los bordes el plato
del hijo que
soñaba imposibles enemigos desconchados
en la pared
pintada por la madre
en primavera,
con
un cubo de cal y polvos mágicos
azules.
Vázquez Montalbán, Una educación sentimental
Conchita
Piquer es un poema de Manuel Vázquez Montalbán (Barcelona,
1939- Bangkok, 2003) del poemario Una
educación sentimental (1967) recogido en la antología de Castellet de Nueve novísimos españoles, dentro del
grupo de “Los seniors”. Vázquez
Montalbán estudió Filosofía y Letras y fue un conocido periodista y escritor de
poemas, ensayos y narrativa.
Una
educación sentimental
es una de las primeras obras de la generación. La redactó entre 1962 y 1963,
estando detenido por haberse manifestado a favor de una huelga de mineros
asturianos. Sin embargo, no fue publicada hasta 1967 gracias a la ayuda del
editor José Batlló y Pere Gimferrer que le ayudó económicamente.
Me
gustaría añadir un fragmento de su poética,
recogida por Castellet, para entender mejor el poema:
“Creo que la poesía, tal como
está organizada la cultura, no sirve para nada. Sospecho que no sirve para nada
en ninguna parte. […] Creo que escribir es un ejercicio gratuito que satisface
las necesidades de unos 2.000 culturalizados progresistas. De esos 2.000
culturalizados hay 700 u 800 que no están de acuerdo con lo que uno escribe.
Otros 500 le conocen a uno con mayor o menor aproximación y no están dispuestos
a tomarle en serio. Los 700 restantes son críticos, vecino y ex compañeros de
colegio. Hay que reservar una plaza especial para Gimferrer que se lo lee todo
y otra parte para Castellet que se lo lee todo para luego hacer antologías. Las
antologías que sí que se leen. Creo que a partir de ahora sólo escribiré
antologías. “
Así
de crítica es su poética y así de crítico fue él con la dictadura y la censura.
A través de sus poemas, intentaba transmitir su opinión pero acompañada también
de diferentes puntos de vista. De ideología de izquierdas, fue y sigue siendo
un gran referente, tanto por su compromiso político como social e intelectual.
Se ha estudiado mucho su novela policiaca, pero acerca de su poesía aún falta
mucho por escribir. A continuación, voy a comentar Conchita Piquer que es uno de sus poemas más famosos.
El
poema habla sobre la sociedad española de posguerra y la europea después de la
Segunda Guerra Mundial. Mujeres y hombres quedaron destruidos y el poema se nos
presenta también fragmentado. Por un lado, posee elementos evasivos como las canciones
y, por otro, está lleno de léxico doloroso.
Está
escrito en verso libre pues Vázquez Montalbán no suele utilizar formas
tradicionales ni rima. No hay apenas puntuación y, cuando vemos dos puntos o
comas, es para llamar la atención sobre lo que viene a continuación, o hacer
hincapié en lo que está diciendo. Punto solo hay uno y está al final. En el
resto del poema marca el ritmo con encabalgamientos y con un verso desplazado
hacia la derecha; o dejando un espacio, marcando así una separación e
introduciendo un tema distinto.
El
poeta se sirve de la técnica del collage para llenarlo de intertextualidad. Los
elementos que la conforman no están en cursiva sino que se encuentran al mismo
nivel que el resto porque todos formaban parte de la misma época. A
través del collage, no solo presenta la compleja realidad del momento sino que
también sugiere otros significados. De este modo, como bien explica Manuel Rico
en Memoria, deseo y compasión, al
introducir en el poema a Bonet de San Pedro, Glenn Miller, la Sopena, anuncios
de prensa y lemas publicitarios, estos se cargan de significado. Consiguiendo
fundir géneros literarios y medios de masas en un mismo texto. Asimismo también
está innovando con algunas palabras poco frecuentes en el español como filtradizo
u ofendibles, dado que Vázquez Montalbán fue un gran neólogo.
El
título del poemario, Una educación
sentimental, hace referencia a L’éducation sentimental (1986) de Flaubert.
Éste y el resto de elementos intertextuales nos explican que el poema habla
sobre la educación de una generación, que se ve influenciada por la época anterior
(la copla) y por elementos contemporáneos (el baile norteamericano). El autor
dispone al mismo nivel la cultura “alta” y la subcultura reflejando el
mestizaje cultural de la época e intercalando también conocimientos y
sentimientos.
Por
otra parte, algunas imágenes o palabras como anochecer, se consumía, desvencijados, derruidos, murieron nos transportan a un sentimiento triste en un
mundo que está destruido. Como testimonio de la época igualmente nos habla de
la mujer encerrada en casa, asomada a la ventana o entre visillos, como lo hace
Carmen Martín Gaite, o como explicó Rebeca en su entrada. Encontramos que las
mujeres fueron silenciadas y debían resignarse ante la mala situación que les
tocaba vivir en la posguerra. Esta alusión femenina y a la época se nos
presenta desde el título. El poeta elige las coplas cantadas por Conchita
Piquer, las cuales llegaban a las casas a través de la radio. De este modo,
realza la importancia de las mujeres en la historia y les da visibilidad.
Hombre
y mujer están ofendidos, humillados y
derrotados, sufriendo y como dice José F. Colmeiro: “inmóviles”: ella en casa y
el sin posibilidad de ascender en el trabajo, mientras que las canciones de
Piquer vuelan “libres” hasta las casas. La radio era testigo del sufrimiento de
la gente y servía de evasión con canciones melodramáticas y exóticas de
marineros extranjeros y amores imposibles. El propio Vázquez Montalbán, en Crónica sentimental de España, explicaba que estas
canciones eran una alternativa a la ideología oficial porque las cantaba el
pueblo y no tenían nada que ver con la “superestructura moral” que se quería
extender:
«Tatuaje [...] la cantaban con toda
el alma aquellas mujeres de los años cuarenta. Aquellas pluriempleadas del
hogar y de los turnos en trabajos fabriles afeminados. La cantaban para quien
quisiera oírlas a través de sus ventanas de par en par. Era una canción de
protesta no comercializada, su protesta contra la condición humana, contra su
propia condición de Cármenes de España a la espera de maridos demasiados
condenados por la Historia, contra una vida ordenada como una cola ante el
colmado, cartilla de Abastos en mano y así uno y otro día, sin poder esperar
marino que llegó en un barco»
Luego
con este poema podemos ver la renovación de un gran poeta, el cual también está
desgastado por la guerra, aunque no derrotado, e intenta expresar su opinión y
la historia que le precede. Ésta está marcada, por elementos españoles pero
también europeos y americanos, fruto de las nuevas comunicaciones. Este poema
es un canto a la realidad histórica y en mi opinión una apertura hacia un nuevo
tipo de lenguaje poético.
BIBLIOGRAFÍA:
- CASTELLET, J.M. (2001): Nueve novísimos poetas españoles, Barcelona: Ediciones península.
- GARCÍA GARCÍA, S. (2016): “Las canciones de Conchita Piquer y otras alusiones subculturales en la primera poesía de Manuel Vázquez Montalbán”, Cuadernos de Aleph, 8, 56-71.
- REGÁS, R. (2004): “Homenaxe a Manuel Vázquez Montalbán”, Dez.eme: revista de historia e ciencias sociais de Fundación 10 de Marzo, 8, 70-73.
- RICO, M. (2001): Memoria, deseo y compasión. Una aproximación a la poesía de Manuel Vázquez Montalbán. Barcelona: Mondadori.
- RUBIO, F. y FALCÓ, J. L. (1981): Poesía española contemporánea: historia y antología (1939-1980), Madrid: Alhambra.
- SÁNCHEZ GÓMEZ, F. (2005): “Manuel Vázquez Montalbán como neólogo”, Interlingüística , 16, 987-995.
- SAVAL, J. (2013): “A modo de introducción”, MVM: Cuadernos de Estudios Manuel Vázquez Montalbán, 1, 1-2.
- VÁZQUEZ MONTALBÁN, M. (2001): Una educación sentimental; Praga; edición de Manuel Rico. Madrid: Cátedra.
- VÁZQUEZ MONTALBÁN, M. (2007): El compromiso con la memoria; edición de José F. Colmeiro. Woodbridge: Tamesis.
- VÁZQUEZ MONTALBÁN, M. (1986): Crónica sentimental de España, Madrid: Espasa Calpe.
[1] Letra de la copla Tatuaje, de
León, Valerio y Quiroga, muy famosa en la posguerra.
[4] Baile estadounidense nacido en
la primera década del s. XX con las primeras orquestas de jazz. Significa
«trote del zorro» y alude a las primitivas danzas negras que imitaban pasos de
animales y en las que se inspiraron los primeros bailarines de este tipo de
baile.
[5] Tonada
de Glenn Miller procedente de la película dirigida por Anthony Mann, Música y lágrimas (1955), basada en la
biografía del músico.
[6] Escrito
por Manuel Antonio Carreño en Venezuela en 1853. Son lecciones y consejos sobre
cómo debían comportarse las personas en espacios públicos y privados
[8] Canción No te mires en el río, de León y Quiroga
[9] (Nueva York: 1884-1962): diplomática y activista
preocupada por los derechos humanos. Fue primera dama estadounidense y esposa
del presidente de los Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt. Está
considerada como una de las líderes que más ha influido en el s. XX.
[11] (Jerez de la
Frontera, 1851- Madrid, 1914). Escritor español y propagandista político en
favor de la restauración alfonsina.
[13]
(Sallent,
1807- Narbona 1870). Fundador de la congregación de los misioneros del Inmaculado Corazón de María, cuyos fines
esenciales fueron de carácter apostólico y misional.
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