martes, 2 de mayo de 2017

Comentario: "Fueron testigos", Rosa Chacel

Antes de entrar de lleno en el análisis del cuento, debemos contextualizar a la autora. Podemos encuadrar a Rosa Chacel dentro de las tendencias vanguardistas, surgidas en la década de los años treinta del siglo XX, a causa, principalmente, del rechazo de todas las ideas conservadoras del siglo XIX. 
Desde muy joven, se vinculó a las tertulias y conferencias que se celebraban en los cafés madrileños, como el Ateneo, mediante las que conoció a numerosos intelectuales como José Ortega y Gasset, Ramón Gómez de la Serna o Miguel Unamuno
En el año 1922, Rosa Chacel se marcha a Italia y entra en contacto con el vanguardismo europeo. Cinco años más tarde, regresa a España y comienza a colaborar con la Revista Occidente (dirigida por Ortega y Gasset). Además, publica su primera novela Estación, ida y vuelta en el año 1930 y comienza a escribir Teresa, que no fue publicada hasta año 1941 en Buenos Aires por el estallido de la Guerra Civil. 
Durante la primera parte de esta contienda, trabajó de enfermera y tomó parte en numerosos manifiestos y convocatorias de izquierdas. Tras un largo período de viajes por España, Francia, Suiza, de nuevo España y París, en 1939 Rosa Chacel se exilió a Brasil, con un breve periodo de tiempo en Buenos Aires. Es en este momento cuando la escritora vallisoletana compone su libro de relatos titulado Sobre el piélago (1951), donde se recoge su cuento “Fueron testigos”, que analizaremos a continuación. 

En el año 1959 consigue una beca en Nueva York. Allí, Rosa Chacel entabla relación con la escritora Victoria Kent y descubre el Nouveau roman. En el año 1960, publica La sinrazón (1960). 

Su vuelta a España tuvo idas y venidas, pero en el año 1977, Rosa Chacel se instala definitivamente en Madrid. De la mano de la democracia, llega una etapa muy prolífica para nuestra autora en la que publica numerosos textos, al tiempo que se reeditan de muchas de sus obras. No obstante, a causa de sus largos y prolongados exilios, Rosa Chacel permaneció durante muchos años en el olvido. En este sentido, su reconocimiento literario llegó en plena vejez; en 1987 le concedieron el premio de las Letras Españolas, en 1989 recibió el título “Honoris Causa” por la Universidad de Valladolid, y cuatro años después se le otorgó la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes.

Ya entrando en el comentario del cuento, me gustaría recordar brevemente el argumento. La trama arranca en una calle cualquiera en la que un joven se desploma. Unos obreros al ver la cara de terror de un muchacho que acudió a auxiliar al joven, se acercaron y comprobaron que éste se agitaba. Uno de los testigos, que consiguió liberarse de la terrible fascinación que creaba lo acontecido, acudió al almacén más cercano para llamar a una ambulancia. Los trabajadores de la nave, ante la inteligibilidad de las palabras del testigo, acudieron también a ver qué ocurría. Cuando llegan, descubren que el hombre se ha convertido en una masa sin contornos, que va pasando, poco a poco, de ser algo sólido a algo líquido, hasta que acaba filtrándose por las juntas de las losas y los poros de las piedras. Sin embargo, antes de que la masa líquida se hubiera volatilizado completamente, llegó la ambulancia. Las personas que habían rodeado al hombre y visto lo ocurrido no eran capaces de articular palabra. Cuando desapareció el último resto, los testigos se disiparon. Aquellos que llegaron los últimos, comenzaron a dar fe de algo que no habían presenciado, los que habían presenciado la evolución desde el principio al fin se sentían liberados y no querían creer lo que habían visto. Otros trataban de buscarle una explicación racional a lo ocurrido. Todos lograron volver a sus vidas, excepto el hombre que pudo desatarse de su miedo y creer desde el principio lo que sus ojos estaban viendo, pues entró en un estado de locura.

Como hemos dicho, Rosa Chacel escribió este relato durante su periodo de vida en Buenos Aires a principios de los años cincuenta. Este cuento representa un buen ejemplo de lo fantástico en el siglo XX, pues asistimos atónitos a la metamorfosis de un joven que poco a poco se va desintegrando hasta que desaparece por la alcantarilla.

En este sentido, encontramos en el texto muchas características propias del realismo mágico que triunfaba a mediados del siglo XX en Hispanoamérica. En el relato, la autora nos muestra un acontecimiento extraño e irreal – la desintegración de un hombre – como algo ordinario y común. 

Además, consigue transmitirnos emociones mediante la presentación de un hecho fantástico como algo verosímil, es decir, la narración de la misteriosa transformación del joven se hace de una forma realista y desde un punto de vista objetivo, ante la firme convicción del receptor de que algo así no puede suceder. Esto despierta sentimientos encontrados cuando el receptor se pone en la situación de cualquiera de las personas que están presenciando la escena.

Lo sensorial aparece con recurrencia durante todo el desarrollo del cuento como medio de percibir la realidad. Podemos sentir con nuestros propios sentidos, gracias a una descripción brillante, la disolución del cuerpo del joven. 

El espacio en el que tiene lugar la historia es una calle de un barrio obrero, pues se habla de “máquinas”, “obreros”, “demolición”. Esta ubicación de la trama en los niveles más duros de la pobreza y la marginación social es también una característica propia del realismo mágico.

Además, es fundamental destacar la determinación del personaje, como tal, que se desploma en la plaza, pues tiene la capacidad de dirigir el relato sin actuar, es decir, sus capacidad se recogen en las propias letras de la novela.

Otra característica propia de las obras escritas siguiendo la estética del realismo mágico es el no ofrecer explicación al suceso sobrenatural ocurrido. En este caso, no se nos explican las causas, ni los antecedentes del hecho de que un joven se vuelva una masa amorfa y desaparezca.

Además, el papel del narrador muestra aquello que resulta totalmente irreal como algo natural. Esto lo vemos en el cuento a través de una narración “objetiva” de algo que resulta, cuanto menos, extraño e impactante.

Los personajes no son conscientes de la dimensión trascendente de la existencia del ser humano, pues, habiendo presenciado un suceso como el que se nos relata, todos los testigos son capaces de volver con su vida normal, sin hacerse preguntas de ningún tipo. Sin embargo, el único testigo que toma conciencia de esta dimensión de la vida, se introduce en un estado de locura.

Como hemos comprobado a través de la lectura de este relato, Rosa Chacel compone una literatura caracterizada por la profundidad y originalidad de sus textos, todo ello, a través de un lenguaje cuidado, pero comprensible. En este cuento, la autora ha logrado descubrirme de una forma directa y clara las características de la tendencia en la que se adscribe este relato: el realismo mágico. Además, me ha impulsado a reflexionar sobre la trascendencia del ser humano, y las reflexiones que le determinan. 

Para terminar, pongo a disposición de aquel que quiera conocer más y mejor la completa (y para mí desconocida) obra de Rosa Chacel una entrevista que se le hace en el programa A fondo en el año 1976. 

https://www.youtube.com/watch?v=-qehlbLREYQ

Bibliografía: 
– Rodríguez-Fischer Ana, (Ana Rodríguez Fernández, Geboren) Introducción. En Chacel, Rosa, Barrio de Maravillas, Editorial Castalia, 1993






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