Reseña de Tiempo
de silencio, de Luis Martín-Santos.
Tiempo de silencio
es una novela escrita por el psiquiatra español Luis Martín-Santos y publicada
en 1962.
La obra supone un
punto de inflexión, una renovación de la novela social española. En una lectura
superficial, se percibe que el tema de la obra no constituye ninguna novedad.
La novela narra la historia de Pedro, un médico investigador, que lucha contra la
carencia de medios de una sociedad atrasada, para lograr la cepa especial de
ratones cancerígenos que precisa para su trabajo. Este personaje desea lograr
avances científicos en una España, que como afirma el autor, es «un país que no es Europa.» La presentación de personajes que muestran el atraso
nacional, aunque terminen cayendo en la inacción, es una reminiscencia de los
autores del 98 e incluso del investigador que aparece en La Colmena, de Camilo José Cela.
Sin embargo, como
afirma Jacqueline Chantraine de Van Praac, la originalidad de la obra «reside más bien en la forma que en el fondo.» Efectivamente, la novela emprende una renovación formal
de la narrativa española unos pocos años antes de que los autores hispanoamericanos
(algunos de ellos muy vanguardistas) adquiriesen la fama de la que gozan hoy en
España. Martín-Santos emplea una sintaxis compleja, repleta de hipérbatos y estructuras
latinizantes, así como numerosos cultismos. A la hora de escoger al narrador,
opta por combinar los monólogos interiores con voces narrativas en segunda y en
tercera persona, lo que sumado a la complejidad lingüística de la obra, supone
una renovación de la sencillez lingüística de la narrativa de la novela social,
con un estilo mucho menos barroco y menos cargada de descripciones que la
novela que comentamos.
Aunque afirmábamos
que la originalidad de la obra se halla sobre todo en la forma, no hay que
olvidar que estamos ante un escrito de fuerte contenido crítico a la sociedad
franquista. La acción de la novela se desarrolla entre la noche de un sábado y
el domingo siguiente y durante este tiempo, Pedro recorre Madrid pasando por
sus ambientes intelectuales, por los prostíbulos, por las pensiones familiares,
por un barrio chabolista y por la cárcel. El autor aprovecha esta travesía para
criticar instituciones sociales como la familia, el matrimonio, los viejos
mitos que han dado forma a la historia de España o la poca preocupación
gubernamental por el progreso en la ciencia.
Pedro, el
protagonista, muestra al ciudadano de una sociedad oprimida. Trata de
progresar, de avanzar en la vida, pero el director del instituto, que podría
representar a los poderes opresivos, le retira la beca de investigación y le
exige que apruebe oposiciones y se convierta en médico de pueblo. Pedro,
incapaz de enfrentarse a su fracaso inicial como investigador y a los rumores
generados por sus problemas con la justicia, obedece y se marcha. No combate,
sino que se resigna a la represión.
La mayor parte de
las familias que refleja la novela están marcadas por la infelicidad o por la
enfermedad, por efecto de una sociedad que parece condenar a ciertos estamentos
a la miseria.
Los militares,
supuestos portadores del reconocimiento de España como imperio, se reflejan en
el marido de la abuela de Dorita y son presentados como maridos infieles, que
terminan quedando estériles a causa de enfermedades contraídas durante sus
infidelidades. Los toreros, importante símbolo nacional, son representados como
hombres afeminados, bailarines sin talento y personas poco dispuestas al
compromiso. El Muecas refleja a un
padre maltratador y dictatorial, que por dinero, pone a sus hijas en contacto
con una cepa de ratones con cáncer, para poder criarlos con el calor de cuerpos
humanos, ya que las condiciones climáticas del laboratorio de Pedro no les
permiten sobrevivir. Aunque el Muecas se presenta en un principio como un
campesino con buenos modales, termina siendo un hombre brusco, ՙun burro՚, como
le define su amigo Amador.
Así, el título de
la obra confirma que los españoles de la posguerra estaban atrapados en un
tiempo de silencio, un silencio provocado por la censura y la situación
socioeconómica, que impedía la realización de los anhelos. Martín-Santos nos
pone ante una sociedad resignada al inmovilismo y a la aceptación de las
exigencias de la dictadura, lo que se ilustra a la perfección cuando Pedro,
durante el último monólogo interior de la obra, dice: «San Lorenzo era un macho, no gritaba, no gritaba, no
gritaba mientras lo tostaban.»
Bibliografía:
Ø Martín-Santos, Luis, Tiempo de silencio, Barcelona, ed. Seix Barral, 1996.
Ø Van Praag Chantraine, Jacqueline, «"Tiempo
de silencio": obra clave de la novelística de lengua española / Jacqueline
Chantraine de Van Praag», en Actas del Sexto Congreso de la
Asociación Internacional de Hispanistas celebrado en Toronto del 22 al 26 de
agosto de 1977, Toronto / publicadas bajo la dirección de
Alan M. Gordon y Evelyn Rugg, 1980, Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2016,
url: http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmcwh4m7,
(Acceso:
14/05/2017).
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