jueves, 18 de mayo de 2017

Reseña de Tiempo de silencio, de Luis Martín-Santos.



Reseña de Tiempo de silencio, de Luis Martín-Santos.

Tiempo de silencio es una novela escrita por el psiquiatra español Luis Martín-Santos y publicada en 1962.
La obra supone un punto de inflexión, una renovación de la novela social española. En una lectura superficial, se percibe que el tema de la obra no constituye ninguna novedad. La novela narra la historia de Pedro, un médico investigador, que lucha contra la carencia de medios de una sociedad atrasada, para lograr la cepa especial de ratones cancerígenos que precisa para su trabajo. Este personaje desea lograr avances científicos en una España, que como afirma el autor, es «un país que no es Europa.» La presentación de personajes que muestran el atraso nacional, aunque terminen cayendo en la inacción, es una reminiscencia de los autores del 98 e incluso del investigador que aparece en La Colmena, de Camilo José Cela.
Sin embargo, como afirma Jacqueline Chantraine de Van Praac, la originalidad de la obra «reside más bien en la forma que en el fondo.» Efectivamente, la novela emprende una renovación formal de la narrativa española unos pocos años antes de que los autores hispanoamericanos (algunos de ellos muy vanguardistas) adquiriesen la fama de la que gozan hoy en España. Martín-Santos emplea una sintaxis compleja, repleta de hipérbatos y estructuras latinizantes, así como numerosos cultismos. A la hora de escoger al narrador, opta por combinar los monólogos interiores con voces narrativas en segunda y en tercera persona, lo que sumado a la complejidad lingüística de la obra, supone una renovación de la sencillez lingüística de la narrativa de la novela social, con un estilo mucho menos barroco y menos cargada de descripciones que la novela que comentamos.
Aunque afirmábamos que la originalidad de la obra se halla sobre todo en la forma, no hay que olvidar que estamos ante un escrito de fuerte contenido crítico a la sociedad franquista. La acción de la novela se desarrolla entre la noche de un sábado y el domingo siguiente y durante este tiempo, Pedro recorre Madrid pasando por sus ambientes intelectuales, por los prostíbulos, por las pensiones familiares, por un barrio chabolista y por la cárcel. El autor aprovecha esta travesía para criticar instituciones sociales como la familia, el matrimonio, los viejos mitos que han dado forma a la historia de España o la poca preocupación gubernamental por el progreso en la ciencia.
Pedro, el protagonista, muestra al ciudadano de una sociedad oprimida. Trata de progresar, de avanzar en la vida, pero el director del instituto, que podría representar a los poderes opresivos, le retira la beca de investigación y le exige que apruebe oposiciones y se convierta en médico de pueblo. Pedro, incapaz de enfrentarse a su fracaso inicial como investigador y a los rumores generados por sus problemas con la justicia, obedece y se marcha. No combate, sino que se resigna a la represión.
La mayor parte de las familias que refleja la novela están marcadas por la infelicidad o por la enfermedad, por efecto de una sociedad que parece condenar a ciertos estamentos a la miseria.
Los militares, supuestos portadores del reconocimiento de España como imperio, se reflejan en el marido de la abuela de Dorita y son presentados como maridos infieles, que terminan quedando estériles a causa de enfermedades contraídas durante sus infidelidades. Los toreros, importante símbolo nacional, son representados como hombres afeminados, bailarines sin talento y personas poco dispuestas al compromiso.   El Muecas refleja a un padre maltratador y dictatorial, que por dinero, pone a sus hijas en contacto con una cepa de ratones con cáncer, para poder criarlos con el calor de cuerpos humanos, ya que las condiciones climáticas del laboratorio de Pedro no les permiten sobrevivir. Aunque el Muecas se presenta en un principio como un campesino con buenos modales, termina siendo un hombre brusco, ՙun burro՚, como le define su amigo Amador.
Así, el título de la obra confirma que los españoles de la posguerra estaban atrapados en un tiempo de silencio, un silencio provocado por la censura y la situación socioeconómica, que impedía la realización de los anhelos. Martín-Santos nos pone ante una sociedad resignada al inmovilismo y a la aceptación de las exigencias de la dictadura, lo que se ilustra a la perfección cuando Pedro, durante el último monólogo interior de la obra, dice: «San Lorenzo era un macho, no gritaba, no gritaba, no gritaba mientras lo tostaban.»

Bibliografía:

Ø  Martín-Santos, Luis, Tiempo de silencio, Barcelona, ed. Seix Barral, 1996.


Ø  Van Praag Chantraine, Jacqueline, «"Tiempo de silencio": obra clave de la novelística de lengua española / Jacqueline Chantraine de Van Praag», en Actas del Sexto Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas celebrado en Toronto del 22 al 26 de agosto de 1977, Toronto / publicadas bajo la dirección de Alan M. Gordon y Evelyn Rugg, 1980, Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2016, url: http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmcwh4m7, (Acceso: 14/05/2017).

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