A
lo largo de mis entradas en este blog, he intentado reflejar el desarrollo que
ha tenido la novela de corte social durante los años de la guerra civil y la
posguerra española. Para mostrar el progreso por este tipo de narrativa, he realizado un recorrido desde el 36 hasta la década de los 60-70 y he comentado también el
contexto histórico. Es muy importante conocer dicho contexto histórico, porque
en las novelas se van a narrar los acontecimientos que están sucediendo o han
sucedido, las cavilaciones y sentimientos que están patentes en la sociedad de
ese momento, e incluso las consecuencias que derivaron de los conflictos de
aquellos años.
Durante
los años de la guerra, la producción y publicación de novelas se vio diezmada.
Muchas de las que conseguían ver la luz, lo hacían a través de periódicos y
revistas. Como consecuencia del tamaño de estas publicaciones, los géneros
narrativos que más se desarrollaron fueron el relato y el cuento. Fue un
periodo en el que los escritores se inclinaban por producciones en las que se
describía la guerra: las situaciones y problemas de la población y las
operaciones que se estaban llevando a cabo en el combate.
Como
el periodismo tuvo un papel importante en la publicación de narraciones en las
que se testimonian los acontecimientos de la guerra, se crea un nuevo género:
la novela-reportaje. En estas obras se realiza una crónica social del momento,
que se combina con la libre interpretación de su autor; lo mismo que se hacía
en los artículos de los periódicos.
Dentro
de la narrativa de la guerra civil, destaca un grupo de autores conocidos como Grupo <<Hora de España>>. Compuesto por jóvenes escritores, comenzaron
su andadura literaria publicando en revistas. Con sus obras, que tratan sobre
testimonios de la guerra y sus declaraciones personales, dan inicio a la novela
social.
En
la década de los 40 destaca la corriente tremendista, surgida a partir de La familia de Pascual Duarte (1942), de
Camilo José Cela. Dentro de estas obras, se muestra la deformación de la
sociedad de posguerra de manera exagerada. De esta manera, sobre todo, van a
tratar acerca de la huella que dejó la guerra civil en los españoles y las
consecuencias que se vivieron durante la posguerra.
A
partir de los años 50 comienza el auge de la novela. Por lo tanto, se
desarrollan otros nuevos estilos. Uno de estos géneros novedosos fue el
realismo social, que fue una tendencia muy productiva. En sus obras, los
autores quieren reflejar la realidad del momento a través de las palabras,
llegando a presentar en numerosas ocasiones cuadros de costumbres sobre la vida
de estos años, e incluso imitando mediante la escritura el habla de los
personajes de distintos estratos sociales.
Tan fructífera llega a ser esta tendencia, que surgen dentro de ella otras cuatro
subdivisiones: neorrealismo y objetivismo, realismo intimista, realismo crítico
y realismo testimonial.
Con
la llegada de la década de los 60, la novela experimental vivió su periodo de
gran auge. Además, se desarrollaron otros géneros: realismo tradicional, novela
de corte existencial, realismo social, novela simbólica, novela metafísica y
fabulación mágica.
Apreciamos
como la novela de corte social sigue presente. Sus autores no relatan los
acontecimientos sociales del momento, junto con los problemas que sigue
teniendo la sociedad y las consecuencias derivadas de la guerra civil que aún
pueden apreciarse.
A
pesar de la larga tradición que la novela social ha tenido durante cuarenta
años, a partir de los años 70 esta tendencia se sigue cultivando, pero tanto el
número de publicaciones como de lectores va decreciendo. El resultado de esta
pérdida de lectores se traduce en el hecho de que los autores que cultivan la
narrativa social no sean conocidos entre la sociedad, aunque su labor sí que sea
reconocida a través de diferente premios.
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