miércoles, 10 de mayo de 2017

CONCLUSIONES DE LA NOVELA SOCIAL

A lo largo de mis entradas en este blog, he intentado reflejar el desarrollo que ha tenido la novela de corte social durante los años de la guerra civil y la posguerra española. Para mostrar el progreso por este tipo de narrativa, he realizado un recorrido desde el 36 hasta la década de los 60-70 y he comentado también el contexto histórico. Es muy importante conocer dicho contexto histórico, porque en las novelas se van a narrar los acontecimientos que están sucediendo o han sucedido, las cavilaciones y sentimientos que están patentes en la sociedad de ese momento, e incluso las consecuencias que derivaron de los conflictos de aquellos años.

Durante los años de la guerra, la producción y publicación de novelas se vio diezmada. Muchas de las que conseguían ver la luz, lo hacían a través de periódicos y revistas. Como consecuencia del tamaño de estas publicaciones, los géneros narrativos que más se desarrollaron fueron el relato y el cuento. Fue un periodo en el que los escritores se inclinaban por producciones en las que se describía la guerra: las situaciones y problemas de la población y las operaciones que se estaban llevando a cabo en el combate.

Como el periodismo tuvo un papel importante en la publicación de narraciones en las que se testimonian los acontecimientos de la guerra, se crea un nuevo género: la novela-reportaje. En estas obras se realiza una crónica social del momento, que se combina con la libre interpretación de su autor; lo mismo que se hacía en los artículos de los periódicos.
Dentro de la narrativa de la guerra civil, destaca un grupo de autores conocidos como Grupo <<Hora de España>>. Compuesto por jóvenes escritores, comenzaron su andadura literaria publicando en revistas. Con sus obras, que tratan sobre testimonios de la guerra y sus declaraciones personales, dan inicio a la novela social.

En la década de los 40 destaca la corriente tremendista, surgida a partir de La familia de Pascual Duarte (1942), de Camilo José Cela. Dentro de estas obras, se muestra la deformación de la sociedad de posguerra de manera exagerada. De esta manera, sobre todo, van a tratar acerca de la huella que dejó la guerra civil en los españoles y las consecuencias que se vivieron durante la posguerra.

A partir de los años 50 comienza el auge de la novela. Por lo tanto, se desarrollan otros nuevos estilos. Uno de estos géneros novedosos fue el realismo social, que fue una tendencia muy productiva. En sus obras, los autores quieren reflejar la realidad del momento a través de las palabras, llegando a presentar en numerosas ocasiones cuadros de costumbres sobre la vida de estos años, e incluso imitando mediante la escritura el habla de los personajes de distintos estratos sociales.
Tan fructífera llega a ser esta tendencia, que surgen dentro de ella otras cuatro subdivisiones: neorrealismo y objetivismo, realismo intimista, realismo crítico y realismo testimonial.

Con la llegada de la década de los 60, la novela experimental vivió su periodo de gran auge. Además, se desarrollaron otros géneros: realismo tradicional, novela de corte existencial, realismo social, novela simbólica, novela metafísica y fabulación mágica.
Apreciamos como la novela de corte social sigue presente. Sus autores no relatan los acontecimientos sociales del momento, junto con los problemas que sigue teniendo la sociedad y las consecuencias derivadas de la guerra civil que aún pueden apreciarse.

A pesar de la larga tradición que la novela social ha tenido durante cuarenta años, a partir de los años 70 esta tendencia se sigue cultivando, pero tanto el número de publicaciones como de lectores va decreciendo. El resultado de esta pérdida de lectores se traduce en el hecho de que los autores que cultivan la narrativa social no sean conocidos entre la sociedad, aunque su labor sí que sea reconocida a través de diferente premios.


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