jueves, 18 de mayo de 2017

Carmen Martín Gaite: conclusiones




La obra de Carmen Martín Gaite (1925-2000) es un mundo muy interesante, en el que se han hecho investigaciones buenísimas, pero todavía queda mucho campo para que sigamos indagando, como estudiosos o como lectores, dispuestos a dejarnos llevar y sorprender por su enigmática literatura.

También nos dejó un enorme testimonio sobre las costumbres del siglo XX y sobre las relaciones humanas que configuraron ese periodo. Aunque nos aclara mucho las ideas ante conflictos existenciales universales, también nos remueve por dentro y arroja el beneficio de la duda. De este modo, ante la complejidad del ser humano, debemos pararnos a pensar qué haríamos nosotros y darle vueltas hasta conseguir esquivar la disonancia cognitiva y ponernos en la piel del otro. O lo que podría decirse en otras palabras, el destino de muchos de los personajes queda sin resolver, con finales abiertos, como nuestra vida.

Por otro lado, muchas de las protagonistas de la época son huérfanas de madre: Andrea en Nada, Natalia en Entre visillos, Valba en Los Abel de Ana María Matute, Carola en Perdimos la primavera, de Eugenia Serrano, etc. Lena, protagonista de Nosotros, los Rivero (de Dolores Medio), rechaza a su madre que no la comprendía; la identifica con la moral represiva del nacionalcatolicismo que se opone a su libertad. Nos encontramos ante un caso de matrofobia, y esto se debe a la pérdida de fuerza, en la posguerra, de las madres.

Las mujeres ven pasar la vida “entre visillos” como un “ángel del hogar”, excepto las “chicas raras” que plantean otro modelo. Entre mujer y hombre lo más grave no era la represión sexual, sino la de la sinceridad y la amistad, la cual no pueden conseguir porque no se comunican.

La comunicación es una de las clave de la obra de Martín Gaite. Los interlocutores participan en una especie de terapia comparable al psicoanálisis en la que uno puede liberarse y sanarse a través de las palabras.

Esta conversación la inicia Carmen Martín Gaite con su escritura que tranquiliza, da esperanzas, y fusiona lo real con el sueño, y nos lleva hacia la fantasía y los deseos, construyendo un mundo de ficción pero con lenguaje corriente. Con la misma gracia siempre con la que reinterpreta por ejemplo el cuento de Caperucita con lenguaje corriente (Caperucita en Manhattan).

Además, sus ensayos y novelas históricas, como hemos dicho en clase, de los 90 en adelante, han empezado a ser valorados como se merecen.

Una de las claves para entender su obra es la expuesta por Marina Mayoral. La teoría es la siguiente, en el XIX los escritores conocían el mundo femenino de las madres, abuelas, criadas, etc., pero las niñas no están tan cerca del masculino. Flaubert y Galdós retrataron el mundo de las mujeres pero desde una óptica masculina, y se da por hecho que este mundo es como ellos lo cuentan, pero la realidad es otra, distinta a esa gran tradición literaria masculina. Carmen Martín Gaite rompe con esa herencia literaria y alza su propia voz, voz de mujer. Además, no trata de adoctrinar y carece de pedantería, reinando siempre en ella la naturalidad.

Tanto la incomunicación como las contradicciones internas son temas que nos afectan a lo largo de nuestra vida. Carmen Martín Gaite consigue hacernos reflexionar acerca de los prejuicios, estereotipos y de la comunicación, no solo con los demás, sino también con nosotros mismos y nuestros deseos.


BIBLIOGRAFÍA:

CAJADE FRÍAS, S. (2010): Arquetipos femeninos y masculinos en la novela Entre visillos de Carmen Martín Gaite. Un análisis desde la etnoliteratura. Revista de Dialectología y Tradiciones Populares. Vol. LXV. 2

MARTÍN GAITE, C. (1997): Entre visillos; comentado por Marina Mayoral, Barcelona, Destino

MARTÍNEZ TORRÓN, M. (1991): “La obra narrativa de Carmen Martín Gaite”, Anuario brasileño de estudios hispánicos, 1, pp. 139-164



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