martes, 2 de mayo de 2017

EL TREMENDISMO

Dentro de la narrativa social, continuando cronológicamente con el desarrollo anterior, en los años 40 destaca la corriente tremendista.  

El tremendismo es una tendencia artística que se inicia en los años 40. No solo se puso de moda en la prosa, sino que también lo hizo en las artes plásticas y gráficas y en la poesía. En narrativa, surgió a partir de la novela La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela, en diciembre de 1942.
En un primer momento, se le otorga el apelativo de tremendismo de manera despectiva. Con la evolución de la narrativa, el término ha perdido este carácter infame, para pasar a denominar a toda una corriente de la <<novela de posguerra cuya intención era revelar el estado de violencia “legal” en que vivía la sociedad española, con un intento de eludir la censura>>[1].

El tremendismo muestra los puntos extremos de la sociedad del momento. A través de estas obras se muestra una deformación de la sociedad de posguerra, pero de manera exagerada. Dicha distorsión hace que el lector del momento no contemple en los escritos la comunidad en la que vive.
Desde diferentes perspectivas, la narrativa de la década de los 40 va a estar marcada por este tremendismo. Los hechos históricos por los que había pasado y estaba pasando la España de los 30 y los 40 ayudan a que esta tendencia tenga tanto desarrollo, como son la huella que dejó la guerra civil en los españoles y las consecuencias que se vivieron durante la posguerra. De esta manera, Ignacio Soldevila explica de dónde procede el tremendismo:

<<Esta tendencia que deriva de la meditación acerca de los desastres colectivos y personales, incita a un tipo de narración centrada en el devenir dramático de existencias personales, de personajes que asumen a la vez la experiencia “tremenda” pero, sobre todo, la mediación sobre la misma, y sobre el cambio de las mentalidades hacia un pesimismo que se pierde en un laberinto sin horizontes, o, en otros casos, un matizado optimismo de redención, especialmente cuando tiene el soporte de una fe en los valores y el fututo, sea este de cariz trascendental, religioso o simplemente humanista. Es, en otras palabras, lo que se ha convenido en llamar la presencia de los temas y los problemas existenciales en la novela de la posguerra […]>>

Soldevila Durante, I. (2001). Historia de la novela española (1936-2000). Volumen I. Madrid: Cátedra, págs. 437.

La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela, y Nada, de Carmen Laforet, sobre todo, revolucionaron el panorama narrativo de los años 40, debido al tremendismo que las caracterizaba. A pesar de ser tan distantes sus argumentos, tenían dos puntos en común: la autobiografía que se escondía entre sus páginas y el sentimiento de desarraigo que sus protagonistas experimentaban por habitar con una familia que era contraria a ellos.

-         La familia de Pascual Duarte (1942). A lo largo de las páginas de esta novela el propio Pascual Duarte relata las memorias de su vida. Los acontecimientos se nos van mostrando conforme aparecen los personajes. Acostumbrado a la violencia y el alcoholismo desde que era pequeño, puesto que esto era lo que caracterizaba a su padre, Pascual Duarte va a convertirse en un ser dominado por la violencia, sobre todo en ciertos momentos de rabia, como cuando mata a su madre porque ya no aguanta más el comportamiento que tiene hacia él y hacia su segunda mujer.  El extremismo del tremendismo se refleja en esta novela en la forma que se nos relatan los hechos. Así, Cela pone en boca de su personaje principal horribles palabras, que ponen de manifiesto la violencia que le caracteriza, aquellas palabras con las que llega a justificar el asesinato de su propia de madre. A través de este lenguaje, que está plagado de frases cortas y tajantes, el lector va comprendiendo el comportamiento de Pascual Duarte. Esta conducta está marcada por hecho de vivir en una casa en la que no hay ni comunicación ni amor, lo que hace que el receptor empatice con él y se apiade. Todo ello nos conduce al extremismo de la violencia. Se trata de una violencia instintiva propiciada por el aislamiento e incomprensión que sufre tanto por parte de su familia como por la sociedad en la que vive. Así, esta obra debe entenderse <<como un drama rural en forma novelesca: el drama de un ser primitivo que se deja arrastrar por su impulsos hasta el crimen pasional […]>>[2].

-         Nada (1944, Premio Nadal). Desde la perspectiva de una adolescente, Andrea, se nos muestra una acre reflexión sobre la sociedad barcelonesa. Allí vive con unos familiares que pertenecen a la pequeña burguesía y, a través de los cuales, nos hace conocer la mezquindad moral de este grupo social. Apreciamos el tremendismo en su contenido, mas no en su lenguaje. De esta forma, las barbaridades que puedan contener sus páginas, están veladas gracias a su suave y atenta prosa a la hora de detallar los sentimientos y emociones. Así, en palabras de Lina Rodríguez Cacho <<Nada significa sobre todo una vuelta a la normalidad cotidiana tras el paréntesis de la guerra, y “en un mundo de seres fracasados y sombríos”, la animosa figura de Andrea, con su espíritu de protesta, encarnaba una nueva mentalidad, “la primera toma de conciencia de la juventud española de posguerra” (A. Vilanova)>>[3]

Además de estas, otras novelas que se encuadran en esta tendencia son:

-         Saulo el leproso (1947), de Adolfo Lizón. Se cuenta la historia de un hombre enfermo de tuberculosis que, a causa de dicha enfermedad, acaba suicidándose.

-         Los hijos de Máximo Judas (1952), de Luis Landínez.

-         El bosque de Encines (1947), de Carlos Martínez Barbeiro. Relata una leyenda gallega sobre el hombre lobo.

-         La llaga (1948), de Marcial Suárez.

En lo referente al tremendismo aplicado a la temática de la guerra civil, algunos autores que destacan son:

-         Rafael García Eugenio. En su obra Eugenio (1938) narra la historia del protagonista, que se presenta como voluntario para ir a la guerra. Este <<encontró en el campo abierto de la guerra fratricida la exaltación de la acción directa y, como muchos otros, quedó anclado en la posguerra en una permanente nostalgia del combate y del hermano-enemigo ausente sin el cual deja de funcionar el ambiguo mecanismo de desprecio y exaltación del impulso bélico>>[4]. A partir de esta novela, aparecen otras del mismo estilo: La fiel infantería (1943), Plaza del Castillo (1951), Al otro lado del río (1954), La paz dura quince días (1960) o Diccionario para un macuto (1964).

-         Ricardo Fernández de la Reguera. Su carrera literaria comienza en torno a la corriente tremendista con Un hombre a la deriva (1947) y Cuando voy a morir (1950). En su obra Cuerpo a tierra (1954) cuenta el testimonio de un militar que luchó en la guerra civil, pero que ha quedado marcado por este conflicto bélico.

-         Miguel Delibes. Su andadura literaria se inicia bajo el tremendismo con La sombra del ciprés es alargada (1948), que fue Premio Nadal. En ese mismo año publica Aún es de día. En esta novela se muestran las inquietudes tanto del propio Delibes como de la sociedad de su tiempo. Su personaje vive alejado de todo aquello por lo que pueda sentir afecto, porque tiene miedo de perderlo, por lo que no puede disfrutar de una vida plena. A lo largo de la obra, el protagonista se debate entre los dos extremos, sin lograr la consonancia. Para intentar solucionar dicho problema, va a intentar buscar consuelo en la religión, pero no lo consigue.

En conclusión, apreciamos como el tremendismo narrativo se extiende a lo largo de la década de los 40 e incluso algunos años de los 50. A pesar de que sean dos las novelas claves para entender esta corriente, también otros autores han escrito obras dentro de esta tendencia, o al menos se han iniciado en ella. En estas obras se nos muestra la sociedad, aunque debemos tener en cuenta que son extremos. Sí, eran hechos que estaban acaeciendo en esos momentos, pero lo que los autores muestran son extremos, hechos exagerados.



BIBLIOGRAFÍA
Soldevila Durante, I. (2001). Historia de la novela española (1936-2000). Volumen I. Madrid: Cátedra.
Rodríguez Cacho, L. (2009). Manual de historia de la literatura española. Madrid: Castalia.




[1] Soldevila Durante, I. (2001). Historia de la novela española (1936-2000). Volumen I. Madrid: Cátedra, pág. 435.
[2] Rodríguez Cacho, L. (2009). Manual de historia de la literatura española. Madrid: Castalia, pág. 419.
[3] Rodríguez Cacho, L. (2009). O. C. Pág. 421.
[4] Soldevila Durante, I. (2001). O. C. Pág. 439.

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