La novela de los
vencidos.
En esta entrada,
caracterizaré las novelas que tienen como tema principal al colectivo de los
vencidos en la guerra civil.
Conviene aclarar que
cualquier novela social de las que hemos comentado trata, en cierto sentido, la
situación de los vencidos, en tanto que todos los personajes oprimidos luchan
contra un régimen que les aliena. Pero en el caso de estas novelas, lo que se critica
suele ser la situación de los presidiarios o de aquellos que han sufrido las
consecuencias de las leyes alienantes del franquismo. Los personajes de estas
novelas, por tanto, pierden derechos libertades por combatir a quienes le
oprimen.
Esto no ha de
llevarnos a pensar que la aparición de un policía del régimen o de un atracador
ya convierte a la novela en social, o siquiera en una obra sobre los vencidos.
Para que esto sea así, como explicamos al principio de este trabajo, la obra
debe retratar a una colectividad y debe exponer las causas que han podido
llevar a un obrero, por ejemplo, a convertirse en atracador y a terminar preso.
Por ejemplo, en Los atracadores, de
Tomás Salvador, los protagonistas, uno burgués, otro obrero y otro estudiante
universitario, forman una banda de atracadores que aumenta su violencia a
medida que avanza la novela. Lo que la convierte en social es que su actitud,
que a simple vista carecería de justificación, se interpreta como la
consecuencia de una guerra y de unos tiempos que han dado lugar a una juventud
desorientada. Otro caso lo encontramos en Los
otros, de Luis Romero. En esta obra, el obrero de una fábrica catalana
atraca al cobrador de las nóminas. Por determinadas circunstancias, halla más
resistencia de la que había previsto y termina herido de bala por la policía.
Logra escapar y ocultarse en un solar, pero cuando al anochecer sale para que
algún familiar le cure la herida, no encuentra a nadie. El trasunto de crítica
social de la novela no lo encontramos en el atraco en sí, sino en la alienación
y la desigualdad que ha tenido que sufrir el obrero por parte de los
industriales. Ha delinquido por la desigualdad imperante y ha terminado muerto
por un sistema policial violento y represivo, a los ojos de estos autores.
Estas novelas,
además, suelen criticar duramente las leyes injustas que endurecen las condenas
de los prisioneros y al sistema judicial. En estos relatos, se entiende que el
sistema de justicia está pensado para favorecer al que gobierna, al más
favorecido por tras la guerra, y no para impartir justicia equitativamente. A
este respecto, hay que decir que la actitud de un atracador queda justificada
por las malas condiciones económicas, sociales y políticas en las que vive y,
por tanto, si un juez le condena a prisión no imparte justicia, en tanto que no
habría tenido en cuenta lo que ha llevado a esa persona a cometer el delito.
Otro tema, que
entronca con los errores judiciales y las injusticias, lo apreciamos en Los vencidos, de Antonio Ferres. En la
obra, se exponen las durísimas condiciones a que fueron condenados los presos
políticos por el bando vencedor, exponiendo la arbitrariedad judicial y la
horrible estancia en la cárcel de estos vencidos.
Gil Casado afirma,
refiriéndose a Luis Romero y a su novela, que «Romero explora las
actitudes y la situación en que se encuentran los obreros (por medio de los
pensamientos del atracador)»[1], y esta cita es
extrapolable al conjunto de novelas sociales de esta clase.
En esta temática,
destacamos las siguientes obras: los atracadores,
de Tomás Salvador (1955), Los otros,
de Luis Romero (1956) y con Las manos
vacías y Los vencidos, de Antonio
Ferres (1964 y 1965).
NOTAS:
[1] Gil Casado, Pablo, 1968, p. 403.
Bibliografía:
Ø Gil Casado, Pablo, La
novela social española (1942-1975), Barcelona, ed. Seix Barral, 1968, (1973).
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