martes, 16 de mayo de 2017

Biografía: Gloria Fuertes

Los datos biográficos de Gloria Fuertes son, a veces, confusos, pues ella misma ha difundido algunos datos ficticios sobre su vida. Así pues, separaré en dos entradas su biografía y su autobiografía.

            La vida de esta querida poeta surge el 28 de julio de 1917 en el barrio de Lavapiés, en Madrid. Su familia es de origen humilde, siendo su padre conserje y su madre costurera y mujer de la limpieza. A los tres años aprende a leer y a escribir en el colegio de monjas al que asiste. Pronto, a los cinco años, comienza a escribir sus propios cuentos, que ilustra y encuaderna con hilos, leyéndolos, además, a otros niños en la escalera de su casa.
 Sus primeras lecturas están compuestas por las historietas humorísticas de TBO, así como por los cuentos de Pinocho, publicados por la editorial Calleja. Sin embargo, no disfruta de otros cuentos tradicionales como el de Blancanieves o el de Caperucita Roja, ya que le espantan las muertes y violencia de estos relatos.


            Asiste a varias escuelas, llegando a ser expulsada de tres por contradecir a sus maestros. Al sacar malas notas, primero se desanima, pero después decide que “el cero es la mejor nota posible”. Todo lo que hace desde entonces – poemas, fotografías, dibujos- lo cataloga entre un cero y tres ceros, simbolizando estas notas “bueno” y “sublime”. Comienza a sentir interés por la poesía con catorce años, momento en el que también deja la escuela.

“Empecé a escribir poemas cuando descubrí que se podía querer a una persona que no era de tu familia, menuda sorpresa me llevé.”

Siendo aún adolescente publican sus primeros versos en la revista Lecturas, aunque con un acercamiento un poco inusual: una de las noches en las que ayuda a su madre en su trabajo como limpiadora , decide dejar un poema en la mesa del director, concretamente “Niñez, juventud, vejez” y pronto aparece publicado.

“Nacer, vivir, crecer, saltar,
reír, chillar, mentir,
aprender, amar, estudiar,
brincar, jugar, correr,
reír, reír… ¡niñez!

Hablar, pasear, cantar,
moverse, andar,
jugar a amar,
cambiarse de lugar,
sin quietud… ¡juventud!

Sufrir, llorar, gemir,
sentir, pensar, no vivir,
quietud, resignación,
desolación…
tristeza, dejadez… ¡vejez!”

            Su madre la matricula en la Escuela de Educación Profesional de la Mujer, donde estudia asignaturas tales como: Cocina, Bordados a mano y a máquina, Higiene y Filosofía, Puericultura, Corte y Confección, pero también Gramática y Literatura. Su madre, además, no era muy entusiasta respecto a las aficiones de Gloria como el deporte – baloncesto, hockey, atletismo- o la poesía. A pesar de esto, sigue leyendo y escribiendo en sus ratos libres, luchando por aquello que le apasiona.
Al morir su madre, tiene que dejar la escuela y comienza a trabajar como contable en Talleres Iglesia, empresa que administraba obuses al ejército popular. Gloria no es feliz en este trabajo: “A mí me gustan los cuentos, no las cuentas”. Este año, 1934, Gloria escribe la versión inicial de su primer poemario, Isla ignorada, publicado en 1950.  En 1935 da sus primeros recitales de poesía en Radio Madrid y Radio España.
La llegada de la Guerra Civil marca profundamente a Gloria Fuertes, experimenta la pobreza, el hambre y la tristeza de la muerte, lo que hará que reflexione sobre la sociedad y la divinidad, a la vez que la hará firme defensora del pacifismo. Su primer y segundo novio mueren durante la contienda, uno desaparece en la guerra y el otro muere en la cárcel, siendo cada uno de un bando.
Empieza a formar parte de la escena nocturna madrileña y destaca como un personaje curioso, primero por ser mujer y segundo por su modernidad. Comienza a salir con su primera novia, Chelo, quien será su amiga hasta el fin de sus días.
Al terminar la Guerra Civil obtiene un trabajo como secretaria en el Ministerio de Información y Turismo. Comienza a redactar historietas para Maravillas, suplemento infantil de Arriba, logrando un puesto como redactora fija. También colabora con Flecha, Pelayos y Chicas y Chiquitito.
Durante los años 40 y 50 se relaciona con el grupo poético del Postismo, comenzando por su amistad con uno de los integrantes Carlos Edmundo de Ory. Sin embargo, también se asocia su figura y su poesía social con el grupo de la Generación del 50. Ampliaré esta información en una entrada posterior.
En 1947, obtiene el premio de Letras para Canciones de Radio Nacional de España, a la vez que empieza a recitar sus versos en este medio, ganando una incipiente fama. Funda en 1951, junto a María Dolores de Pablos y Adelaida las Santas, el grupo poético Versos con faldas, que durante dos años organiza recitales de poesía solo para mujeres por bares y cafés de Madrid.
Durante estos años escribe literatura infantil y social, publicándose los libros como Canciones para niños, pero teniendo problemas para publicar los de tipo social dentro de España, como Antología y poemas del suburbio o Todo asusta. También colabora con publicaciones como Rumbos, Poesía Española y El pájaro de Paja, llegando a crear la revista Arquero con Antonio Gala.
Entre 1955 y 1960, cursa los estudios de Biblioteconomía e Inglés, tras lo que obtiene varios trabajos como bibliotecaria. Además, allí conoce a Phyllis Turnbull, quien será su pareja sentimental durante veinte años y le abrirá las puertas a nuevos autores americanos e ingleses.  Juntas crean la Biblioteca Infantil Ambulante de España, para acercar la poesía a los pueblos de España, la mayoría con un notable grado de analfabetismo.  En 1961, obtiene con la ayuda de Phyllis, una beca para dar clases en la Universidad de Bucknell, donde permanece tres años. 
A principios de 1971, tras un cáncer, muere su gran amor Phyllis Turnbull, dejando a Gloria en una profunda depresión. Le ayuda mucho compartir su poesía en recitales, en bares e incluso en programas radiofónicos para camioneros. Se define en esta época como “superviviente de desgracias gordas y penas finas”.
            Le conceden el Diploma de Honor del Premio Internacional de Literatura Infantil Hans Christian Andersen por Cangura para todo, el equivalente a un Nobel de literatura infantil, y en 1972 consigue la beca de la Fundación March para Literatura Infantil. Por otro lado, su poesía adulta se hace más intimista y muestra su soledad y tristeza en Sola en la sala.
            Durante los años 70, comienza a participar en programas infantiles de televisión como Un globo, dos globos, tres globos o La cometa blanca, consolidándose como la poeta de los niños y como figura famosa a nivel nacional. Su poesía de adultos y social va cayendo cada vez más en el olvido.

Muere fruto de un cáncer de pulmón en Madrid el 27 de noviembre de 1998.

“Soy de este tipo de personas que – buena nos ha caído- parece que no está haciendo nada, sentada siempre mirando al vacío, pero que dentro de ella se encuentran rascacielos infinitos en construcción. Rascacielos que, pasando un tiempo, asoman, salen a la luz. Escribo porque no sé hacer otra cosa.”


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