miércoles, 10 de mayo de 2017

La revolución social en "Guillermo Tell tiene los ojos tristes"

La revolución social en Guillermo Tell tiene los ojos tristes.

Como ya expuse en anteriores entradas mías, la ideología de Sastre es un aspecto central en su obra porque está enfocada en la lucha por el cambio social. De ideología comunista, Sastre aspiraba a que las masas despertaran y se rebelaran contra los dirigentes que los oprimían; esto es de lo que trata la obra Guillermo Tell tiene los ojos tristes.

La obra fue escrita en 1955, pero como pasa en la mayoría de sus obras, tuvo problemas con la censura, y no pudo ser estrenada hasta años después, en 1962.

La obra es una revisión de la leyenda de Guillermo Tell. Para los que no lo conozcan, Guillermo Tell, se supone que vivió entre los siglos XIII y XIV,  y fue según la leyenda, el libertador de Suiza a manos de los Habsburgo. Según dice el mito, Guillermo Tell fue puesto a prueba por el gobernador, obligándolo a  atravesar con una flecha la manzana colocada sobre la cabeza del hijo; al final, consigue acertar en la manzana.  Sastre, en la obra modifica el mito, fallando el tiro en el que mata al hijo. Este hecho, le da a la historia una vuelta, convirtiéndola en una verdadera tragedia. Vamos a ir comentando poco a poco.

En la obra, aparte del conflicto entre el gobernador y el pueblo, hay más conflictos. Uno de ellos, se da entre los intelectuales y los hombres de acción. Este tema, ya lo tocó anteriormente Sastre en su obra Escuadra hacia la muerte, donde el personaje Javier, profesor de metafísica, únicamente se dedica a pensar antes que actuar. No pudiendo soportar la realidad de no enfrentarse a los problemas, decide quitarse la vida.

El paralelismo de este personaje en la obra, lo encontramos en la figura de Fürst. Este hombre es el suegro de Guillermo Tell, y está comprometido con la lucha contra el gobernador, pero no pasa de ahí, nunca llega a la lucha armada, ni a nada que sea tangible, práctico y que pueda ayudar a cambiar las cosas.

La verdadera crítica a este tipo de personajes/personas, es la burocracia que lo entorpece todo. Guillermo Tell no es de esa clase de hombres, por eso, no quiere estar vinculado con ellos y sus proyectos farragosos, que no llevan a ningún lado mientras la gente se está muriendo.

Mendigo sentado. Si se lo pusieran por delante y usted tuviera un arma, ¿lo mataría?
Fürst. No. Lo mío… es pensar por vosotros, compañeros. Lo vuestro…actuar por mí. Yo pienso para que lo que vosotros hagáis no sea un crimen. Vosotros actuaréis para que lo que yo pienso no sea una filosofía.
Sastre, A. (1990). Guillermo Tell tiene los ojos tristes. 1st ed. Hiru, p.35.  
Fürst, llega un momento en que es apresado por los guardias, y es obligado a gritar “viva el gobernador”. Este acto, le llena de vergüenza y lo conduce al suicidio, al no soportar la humillación de haberse doblegado ante el poder.

Tell. ¿Así que le han pegado? Yo decía que el abuelo es como un profesor. No me extraña que no haya podido resistir una prueba así. Ellos sólo saben hablar. Hablan muy bien. Se dan cuenta de los problemas. Pero nada más.
(…) Tell. Pero a él no le servirá de nada. El es el que no se perdonará nunca. Ahora se habrá dado cuenta.
Walty. ¿De qué?
Tell. De que es mejor morir en un momento determinado. De que vivir no es lo más importante.
Sastre, A. (1990). Guillermo Tell tiene los ojos tristes. 1st ed. Hiru, p.66.
La represión que refleja la obra de cómo se encontraba Suiza, es terrible. Como en todas estas situaciones, salvo el gobernador y los dirigentes, el resto sufre la tiranía. Unos se atreven a denunciar la situación, aunque eso conlleve a la muerte (ciego, manco, Walty), otros por cobardía, guardan silencio para no estar peor de lo que ya estaban. Las dos posturas son entendibles, pero para que cambien las cosas, hay que hablar y contar la realidad de lo que pasa.

Por ejemplo, el capataz que sabe que el gobernador es un sanguinario, y hace la vida imposible al pueblo, no duda en denunciar al ciego que cuenta las verdades.

Es verdaderamente patético, hasta el asco, la escena en la que un guardia se arrastra cuando ve llegar al gobernador, hasta tal punto, que le pide que le vomite encima como señal de sumisión.

La represión ejercida por el gobernador es brutal, como demuestra el segundo secretario, alabándolo con una alegría casi histérica, para luego, echarse a llorar, porque no puede soportar la presión a la que se ve sometido.

El momento clímax de la obra, es la muerte del hijo a manos de su propio padre. El sacrificio del hijo para que triunfe la revolución, es sumamente doloroso para Guillermo Tell, que tiene que aceptar las consecuencias que conlleva una revolución. En todas las revoluciones hay muertos y heridos en ambos lados. Después de esto, a Guillermo Tell no le importa absolutamente nada.

El personaje de Walty resulta admirable, porque siendo consciente de que va a morir, no huye de su destino sabiendo que ello, ayudará a terminar con la pesadilla de vivir esclavizados por un loco.
Guillermo Tell después de disparar la flecha y ver morir a su hijo, ya no volverá a ser el mismo, al haber perdido lo que más quería en el mundo, de ahí el título de la obra.

Al final, se presentan amigos diciéndole que el pueblo suizo le quiere hacer un homenaje, por haberlos liberado del gobernante, considerándole el líder de la independencia, aunque Guillermo Tell no lo cree así. Él cree que su acción, desembocó en la revolución, pero sin ser él el dirigente de ninguna revuelta. No quiere estar con gente que no lo ayudó cuando lo necesitaba. Les dice que su hijo y él estaban solos cuando el gobernador los puso en ese desafío, que nadie les socorrió a pesar del miedo y el sufrimiento que tenían. Él no quiere tener nada que ver con la revolución ni con oportunistas. La muerte del hijo lo empaña todo, impidiéndole disfrutar de la liberación conseguida. No entiende por qué tuvo que morir su hijo, para que el pueblo se levantara, ¿acaso no hubieron ya demasiados muertos para que el pueblo fuese consciente de lo que sucedía?

Alfonso Sastre vuelve a analizar las consecuencias de una revolución, la represión a la que el pueblo se ve sometido, y la burocracia que impide pasar de las ideas a los actos.

Bibliografía

Marchetti Ruggeri, M. (2006). Introducción a "Guillermo Tell tiene los ojos tristes". Teatro escogido,, [online] Tomo 1, pp. 227-231. Available at: http://www.cervantesvirtual.com/obra/introduccin-a-guillermo-tell-tiene-los-ojos-tristes-0/ [Accessed 9 May 2017].

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