El camino es la
tercera novela de Miguel Delibes y cuenta la historia de Daniel, el Mochuelo,
la cual el autor ambienta en el mundo rural.
“[…] es más fácil ser fiel a uno mismo, escribir como se es. Así hice El camino. Y cuando lo publiqué ocurrió que la crítica lo recibió con un clamor de entusiasmo, lo cual para mí fue sorprendente, porque para escribirlo no había tenido que forzarme lo más mínimo. Había escrito un capítulo por día: en veinticinco rematé el libro”(1)
Tanto
el escritor como los críticos (2) consideran que es a partir de El camino cuando Delibes encuentra su
voz como novelista.
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"Yo lo que pretendo es decir que hay personas con vocación de ruralismo y no hay por qué oponerse a ello" (3)
Daniel,
el Mochuelo, es un niño de once años que empieza la novela triste porque su
padre le obliga a ir a estudiar a la ciudad. Con melancolía e inocencia, el
narrador, a través de los recuerdos de Daniel, el Mochuelo, nos lleva en un
recorrido por su vida en el pueblo: su relación con sus amigos (Roque, el Moñigo
y Germán, el Tiñoso), la muerte de uno de ellos, su primer amor, los episodios
(cómicos y no tan cómicos) que ocurren a su alrededor, etc.
Delibes
consigue entrar en la mente infantil y ver a través de los ojos infantiles del protagonista,
que va madurando.
En esta
novela se aprecian algunos aspectos que efectivamente alaban la vida rural.
Pero sobre todo Delibes intenta dar otra perspectiva al mito, tan extendido
entonces y ahora, de que la vida en la ciudad es superior y, ante todo, un
progreso.
“El objetivo estriba no en renunciar al progreso, sino en preparar al hombre para que no se encandile en exceso, no se transforme en un animal consumidor […] ocurre, sin embargo, que la vorágine de las grandes ciudades, con su cohorte de apremio e insolidaridad, desmantela nuestra humanidad sin darnos cuenta, y en este sentido prefiero el pueblo a la pequeña ciudad” (4)
El
escritor vallisoletano muestra que el mito del progreso en la ciudad
es eso, un mito. En el pueblo también se puede progresar. No hay más que ver
cómo Daniel, el Mochuelo, y sus amigos van aprendiendo poco a poco (se enteran
de qué es un aborto, se enfrentan a la muerte, fueron testigos de los
bombardeos de la guerra, conocen muchísimos términos y fenómenos de la
naturaleza…).
La
clave para entender por qué Delibes valora tanto la vida en el pueblo es definir
el progreso. ¿Qué es el progreso? ¿Qué es el éxito? Son preguntas a las que
cada cual da su respuesta.
En el
caso de Daniel, el Mochuelo, sus amigos y la mayoría de los habitantes del
pueblo, el progreso es permanecer en su comunidad, rodeados de naturaleza y
crecer allí. Sin embargo, el padre de el Mochuelo tiene otra idea y considera
que progresar es ir a la ciudad y estudiar, por eso
obliga a su hijo a salir del mundo rural.
“El verdadero progresismo no estriba en un desarrollo ilimitado y competitivo, ni en fabricar cada día más cosas, ni en inventar necesidades al hombre, ni en destruir la Naturaleza, ni en sostener a un tercio de la Humanidad en el delirio del despilfarro mientras os otros dos tercios se mueren de hambre, sino en racionalizar la utilización de la técnica, facilitar el acceso de toda la comunidad a lo necesario, revitalizar los valores humanos, hoy en crisis, y establecer las relaciones hombre-naturaleza en un plano de concordia” (5)
Los
habitantes del pueblo son de algún modo el reflejo de Daniel, el Mochuelo. A pesar
de que obviamente no todos son niños, cada persona vive y ve desde una
inocencia que puede ser tachada, injustamente, de ignorancia. Tienen una ilusión
especial y, aunque haya excepciones, triunfa en ellos la honradez, la necesidad
(y no el consumismo de las ciudades) y la apreciación de lo natural, del tiempo
y de otros elementos que se pierden cuando se vive en la ciudad.
Para
los habitantes del pueblo la ciudad es un mundo diferente en el que hay
prototipos. Esto se ve claramente cuando todo el pueblo piensa que la Mica (un
personaje que proviene de la ciudad) tiene una piel perfecta y una personalidad
típica de la ciudad y que no se parece a ninguna de las de las mujeres del
pueblo.
Dentro
de esta reflexión sobre la identificación y la personalidad únicas en el pueblo
tenemos el tema de los motes. En la novela todos los personajes tienen un mote
que les define. No se les conoce solo por el nombre que les pusieron desde la
cuna, sino por un mote que alguien les ha puesto de acuerdo a su personalidad o
a sus acciones identificativas.
Pero
además de la contraposición entre pueblo-ciudad, El camino también presenta otros temas igual de interesantes. Ya en
el título se nos da la pista sobre uno de estos temas: el destino.
Como ya
se ha comentado, Daniel, el Mochuelo, va creciendo y descubriendo el mundo.
Tanto él como sus amigos poseen un conocimiento muy real, basado en la
naturaleza y alejado de la artificiosidad de la ciudad. Van recorriendo un
camino por ellos mismos, pero muchas veces este sendero les viene dado.
En el
caso de el Mochuelo, su camino se va a desviar del que él tomaría por la
decisión de su padre.
Un caso
parecido es hasta cierto punto el de Sara, la hermana de Roque, el Moñigo. Esta
mujer se termina enamorando del profesor de los chicos porque ellos preparan el
encuentro y propician que surja de ahí una relación.
A través
de las historias de los personajes que Daniel, el Mochuelo va recordando,
observamos una reflexión sobre la realidad de nuestras vidas y hasta qué punto
estas no están solo determinadas por nosotros.
En esta línea está el de la fatalidad de los accidentes. Un accidente puede ser solo un accidente, como el
de el Mochuelo cuando va de caza con su padre, o puede acabar en el peor de los
destinos, como le ocurre al Germán, el Tiñoso.
La
justificación que cada cual le da a ese determinismo también es personal y a
veces puede estar basada en creencias religiosas, como bien apunta el cura del
pueblo:
“Todos tenemos un camino marcado en la vida. Debemos seguir siempre nuestro camino, sin renegar de él […] A veces el camino que nos señala el Señor es áspero y duro” (6)
Creo,
sin embargo, que hay una frase en la novela que pertenece a uno de los
pensamientos del protagonista, que resume mucho mejor esta idea sobre la vida, las
decisiones que tomamos y el camino que seguimos:
“Daniel, el Mochuelo, comprendió que la voluntad del hombre no lo es todo en la vida. Existían cosas que se le imponen al hombre, y lo sojuzgan, y lo someten a su imperio con cruel despotismo” (7)
El camino es una novela que puede recordar a la picaresca, porque se narran las travesuras y aventuras de un grupo de niños, pero lo cierto es que su contenido es mucho más amplio y profundo, como espero que haya quedado demostrado a lo largo de esta entrada.
NOTAS
(1) ALONSO
DE LOS RÍOS, César, Conversaciones con
Miguel Delibes, p. 125
(2) G.
DE NORA, Eugenio; BENET, Juan, "Mocedades: Delibes; Sánchez Mazas, Sánchez
Ferlosio", p. 402
(3) ALONSO DE LOS RÍOS, César, op. cit., p. 205
(4) Ibid., p. 204
(5) DELIBES, Miguel, El sentido del progreso
desde mi obra, p. 14
(6) DELIBES, Miguel, El camino, p. 177
(7) Ibid.,
p. 127-128
BIBLIOGRAFÍA
- ALONSO DE LOS RÍOS, César, Conversaciones con Miguel Delibes.
Madrid (España): Editorial Magisterio Español, S. A., 1971, 235 págs.
ISBN: 978-84-265-7080-2
|
- DELIBES, Miguel, El sentido del progreso desde mi obra. En: Acto de
ingreso a la Real Academia Española (1975: Madrid, España). Valladolid,
España: Miñón, S. A. 1975. 81 p.
|
- DELIBES, Miguel, El camino. Decimoquinta edición. Barcelona
(España): Ediciones Destino, 1977, 224 págs. ISBN: 84-233-0384-5
|
- G. DE NORA, Eugenio; BENET, Juan, "Mocedades: Delibes; Sánchez
Mazas, Sánchez Ferlosio". En: En: Historia y crítica de la literatura
española. Francisco Rico (dir.). Barcelona (España): Editorial Crítica, S.
A., 2004, págs. 401-409. ISBN: 84-7423-146-9
|
- URDIALES YUSTE, Jorge, "El camino, de Miguel Delibes: la
circunstancia rural de Daniel, el Mochuelo" [en línea]. En: Espéculo:
Revista de Estudios Literarios, 2005, nº 31. ISSN: 1139-3637.
Disponible en:
<http://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero31/danielmo.html>
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