lunes, 17 de abril de 2017

Características de la obra de Antonio Buero Vallejo


En esta entrada trataremos más extensamente las características esenciales del teatro de Antonio Buero Vallejo, complementando la información aportada en entradas anteriores.


La obra de Buero es testigo de la desgracia y la catástrofe que envolvió a la generación del autor como consecuencia de la Guerra Civil. Como bien sabemos, en sus obras queda patente una poderosa crítica a las injusticias con un claro matiz existencialista. La atmósfera trágica que las envuelve responde a la frustración que sobrevuela a sus personajes, ansiosos por superar la tragedia y alcanzar la libertad.

La voluntad por defender la dignidad del hombre y la reflexión en torno a los problemas de su existencia (sus limitaciones naturales o impuestas, la falsedad, el egoísmo, la opresión) guardan estrecha relación con el ya mencionado realismo social y psicológico, mediante el cual el autor dedica una especial atención a la descripción de las circunstancias que los envuelven, a la descripción de sus estados de ánimo, su conducta, sus costumbres, los conflictos a los que están sometidos, etc. En definitiva, dedica una especial atención a la caracterización de los personajes, que pretende ser muy realista con el fin de realizar un análisis profundo y verídico de la realidad, buscando comprender el porqué de todo aquello que nos ocurre, profundizando en lo más íntimo del individuo. De este modo, buscará a su vez establecer un vínculo real con el espectador, esperando que este consiga empatizar con lo transcurrido en escena y llegue a cuestionarse las mismas preocupaciones expuestas.
En su obra, por tanto, es indiscutible el componente realista ligado a la vida de la España de posguerra. Pese a que, generalmente, trata obras en las que los personajes resultan contemporáneos al espectador -método que consigue que estos se le presenten cercanos al público-, sabemos que Buero también cultivó el drama histórico. En cualquier caso, se verifica que independientemente de la ambientación de la trama, la obra busca la efectiva crítica a la realidad de España, retratando a los oprimidos y a los desafortunados para reflexionar acerca de los conflictos de la existencia humana.


La alusión a símbolos es algo muy frecuente en su teatro, y su recurrencia podría explicarse como un posible medio para superar la censura. La mayoría de los personajes que retrata en sus obras presentan limitaciones físicas o psíquicas que se traducen en símbolos como la ceguera (contraria a la luz y a la claridad, y por tanto, a la verdad) o la sordera, adquiriendo de este modo una dimensión trascendente con significados que van más allá de lo aparente.

«No es a ellos [los ciegos], en realidad, a quien intenté retratar con sus preocupaciones, sino a todos nosotros».
Antonio Buero Vallejo

Mediante la cita comprobamos cómo esa ceguera simbólica responde a la incapacidad humana de descubrir la verdad en aquello que nos rodea y de superar nuestras propias limitaciones.


Por otro lado, la finalidad catárquica es muy importante en la obra de Buero teniendo en cuenta el innegable afán por realizar esa crítica social y política a la que ya hemos hecho referencia en pasadas entradas. En este sentido, el componente escenográfico supone una innovación muy notable ligada al lenguaje teatral de nuestro autor. La disposición de los elementos en el espacio, el juego de perspectivas logrado mediante el escenario múltiple, la posibilidad de representar acciones paralelas, los juegos de luz y sonido, los efectos especiales o las proyecciones, forman parte de la voluntad didáctica de este realismo. La experimentación escénica ayuda, de este modo, a la comprensión de los conflictos por parte del espectador, quien interioriza fácilmente el conflicto como resultado de este efecto de inmersión.
Como en las tragedias clásicas, el autor trata de provocar esa catarsis en el espectador. El estilo de Buero, siguiendo esto, será cuidado y sobrio, con un lenguaje sencillo que se adapte al nivel sociocultural del personaje y que no suponga una traba a la hora de hacer llegar el mensaje al público: es importante que la información resulte de fácil comprensión.


En lo referente a sus personajes, Buero no plantea una distinción entre “buenos” o “malos”, sino que refleja un interés por distinguir a aquellos que buscan formar parte en la acción y aquellos que simplemente sueñan con alcanzar algo mejor. Es decir, que nos plantea como efectiva la unión de la voluntad de cambio, el anhelo por mejorar y la fuerza de acción para llevarlo a cabo. En este sentido, son individuos “incompletos”.
Algunos de sus personajes responden a la tipología del héroe trágico. Son aquellos que se enfrentan a las situaciones de injusticia y buscan alcanzar su libertad, su auténtica felicidad. En algunas ocasiones estos individuos se caracterizan por el egoísmo o por la falta de ética en la consecución de sus objetivos.
Por otra parte, podríamos hablar de personajes que responden a una tipología “contemplativa”, y que parecen vivir en una burbuja que ellos mismos han creado a su alrededor para ser capaces de soportar el dolor de la vida. Estos personajes se caracterizan por ser soñadores angustiados, resignados, cuya falta de esperanza y de acción termina conduciéndolos hacia el fracaso.
Se produce el enfrentamiento entre el héroe (caracterizado como un ser humano común que vive sufriendo) y la sociedad hostil (que no es otra que aquella en la que vive el autor). Sus personajes no son capaces de cambiar el mundo, pero tratan de superar sus limitaciones mediante la fuerza de voluntad, la honestidad consigo mismos y la valentía de enfrentarse a la realidad que les toca vivir, a sus problemas, conociendo sus propias limitaciones y sus miedos.


En resumen, podemos hablar de varios elementos o características que se repiten a lo largo de toda su producción: el realismo social, el simbolismo, el enfrentamiento entre el individuo humano y la sociedad, el compromiso político y la búsqueda de la verdad.
Buero siempre defendió que sus obras no eran pesimistas, sino realistas. Nos enseña que hay que asumir y afrontar los problemas para poder superarlos, y que la auténtica felicidad consiste tanto en asumir lo que somos, como en asumir la naturaleza del mundo en el que vivimos, siendo capaces de integrar y admitir en nosotros el dolor y la crudeza del mismo como parte de la vida y de la realidad.







Bibliografía utilizada:

DE PACO, M. e IGLESIAS FEIJOO, L. Antonio Buero Vallejo. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2002.


HERNÁNDEZ, M. y CAMPOY L. (2017) Documental El capitán centellas (Antonio Buero Vallejo). España, RTVE.


PEDRAZA JIMÉNEZ, F. y RODRÍGUEZ CÁCERES, M. Las épocas de la literatura española. Barcelona: Ariel, 2012 

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