martes, 25 de abril de 2017

La novela escrita por mujeres (1945-1960)



Introducción


      Ha sido escaso el interés de la crítica por la novela escrita por mujeres.
El primer trabajo no aparece hasta 1954, catorce años después del éxito de Nada de Carmen Laforet. Se trata de un artículo de Joaquín de Entrambasaguas en El Libro Español II (mayo, 1959), « Las novelistas actuales», en el que presenta un panorama de la producción narrativa de las mujeres escritoras de hasta aquellos años.

A pesar de que cinco escritoras fueron galardonadas  con tan cotizado premio nada más  en la década de los cincuenta, no se ha considerado tanto a las mujeres como a sus compañero de generación. En general solamente se ha prestado una atención relativa al papel de las novelistas dentro de la generación de la posguerra. La mayoría de los estudios críticos, al mismo tiempo, se han centrado en las cinco o seis más conocidas: la ya mencionada Carmen Laforet; y la valorada Ana María Matute Dolores Medio y Elena Quiroga, un poco  menos cotizada  que las anteriores; y la más estudiada por la crítica norteamericana, Carmen Martín Gaite.

En los últimos años sin embargo, a causa del interés feminista, se ha prestado atención a la creación de  este grupo de escritoras estudiándolas generalmente por separado. Recientemente también se ha dado énfasis a las escritoras que empezaron a escribir después de la muerte de Franco, como Esther Tusquets, Montserrat Roig, Rosa Montero, las cuales han recibido considerable apreciación crítica.

El hecho de que exista muchas más escritoras valiosa en la posguerra que las renombradas. En particular los nombres de algunas escritoras que habían interrumpido sus carreras literarias después de haber tenido cierto éxito y que eran en algunos casos, prácticamente desconocidas. Algunas, como Eugenia Serrano y Concha Castro Viejo, dejaron de escribir novelas y se dedicaron al periodismo. Otras como Teresa Barbero y Rosa María Cajal, se alejaron del mundo literario después de la publicación de varias novelas. El caso más notable es el de Luisa Forrellad que ganó el Premio Nadal en 1953, con su única novela Siempre en capilla abandonando totalmente después su carrera literaria. Varias, aunque han publicado asiduamente y son escritoras merecedoras, tampoco han recibido suficiente atención crítica; así sucede con Carmen Kurtz, Mercedes Salisachs y Concha Alós, entre otras que son digna de otro estudio individual.

Después de considerar a varias otras novelista, puesto que su número es considerable me centraré en cinco de ellas no deteniéndome demasiado en su producción literaria si no más bien, destacar lo más importante de cada una de ellas. Sin dejar de añadir por supuesto, una pequeña biografía del resto de las escritoras.

Las cinco novelista que forman parte del presente trabajo: Eulalia Galbarriato, Elena Soriano, Mercedes Formica, Josefina Aldecoa y Mercedes Salisachs, abarcan en conjunto todo los años de la posguerra, desde 1947, cuando se  publicó Cinco sombras de Eulalia Galbarriato, hasta el presente. Estas cinco mujeres siguen fieles a su vocación literaria. Cada una manifiesta una ideología marcadamente diferente en lo que se refiere a la situación de la mujer como escritora y en respecto a los papeles femeninos representado en sus novelas.

Mí intención en este trabajo es captar las voces de estas escritoras, que no por olvidada, son menos valiosa. De manera que la primera parte del trabajo la conforma una pequeña entrada del contexto histórico de la mujer en España. La segunda parte presentaremos una pequeña biografía de cada una de ellas y a continuación los datos más resaltante de su producción literaria, seguido de el apéndice documental del resto de las escritoras, que no forman parte de este estudio, y por último cerraremos este trabajo con una conclusión y referencias bibliográficas.


Breve  historia del feminismo en España


Antes de analizar la producción literaria de éstas mujeres. Me parece importante hacer un recuento de cuál ha sido la evolución social de la mujer, desde mediado del siglo XIX,  hasta el siglo XX. En especial la mujer literaria

El feminismo como movimiento organizado que lucha por la igualdad de la mujer no existió en España durante el siglo XIX. Como explica María Isabel Cabrera Bosch, en ese siglo la preocupación estuvo más centrada en la «cuestión femenina», ya que el debate sobre el feminismo se dio más en los congresos pedagógicos, en la prensa, en la literatura, en las novelas de Galdós, Clarín y Pardo Bazán. Los Krausista y la Institución Libre de Enseñanza, se encargaron de recoger programas de educación de la mujer, a quien sólo se le veía como mediadora y educadora de los hijos. Por eso no se puede hablar de lucha feminista, sino de un esfuerzo utilitario con el único objetivo de educarla para que a ella a su vez, traspasara ciertos valores a sus hijos. Con estas reformas no se intentaba cambiar la función social que cumplía la mujer, pues sólo era un instrumento que servía para armonizar la sociedad a través de la educación.

A finales del siglo XIX, se organizaron congresos pedagógicos que trataron el tema de la mujer, en las cuales se oyeron voces como: las de Concepción Arenal y Emilia Pardo Bazán que abogaban no sólo por la educación de la mujer, sino también por la igualdad de oportunidades y derecho con los varones. Sin embargo, y a pesar de ello la mujer estaba aún en España reducida a funciones de educadora, enseñanza administrativa :museos, archivos y bibliotecas.

En 1879, se fundó la Institución Libre de Enseñanza para hombres y en 1915, bajo la dirección de María de Maeztu, se creó el Liceo femenino en el que participaron mujeres sobresalientes en la lucha por la igualdad: María Baeza, Pilar Zubiarre, Concha Méndez y Ernestina de Champourcin entre otras. En 1918, aparece la Primera Asociación Nacional de Mujeres compuesta básicamente por mujeres burguesas y católicas. En este ambiente ya se podría hablar de lucha feminista. Aunque esta lucha feminista llegaría con retraso respecto a otros países como Estado Unidos y Gran Bretaña, se debió fundamentalmente a dos causas: las ideas de libertad, igualdad y fraternidad llevadas por la Revolución Francesa, y los cambios socio económicos producidos por la Revolución Industrial, España por esa época, era un país agrícola en donde ni la Revolución Industrial triunfó bien .
Entrado en el siglo XX comenzará a darse peticiones y protesta por la igualdad legal. Las mujeres que en esta época destacaron lo hicieron en solitario y sin apoyo algunas, acabaron casi resignadas y rendidas al no ser escuchadas.

El feminismo como lucha de grupo no existió en España hasta mediado del  siglo XX, que tuvo unas características muy particulares, debido a la situación histórica del país. Hubo que esperar hasta la II República (1931-1936), para que se produjera el debate sobre la educación de la mujer en España y se sabe, además, que la actitud de los intelectuales durante esta época respecto al tema era bastante conservadora, sexista y paternalista.

Estos años fueron de intensa actividad política y social por parte de algunas mujeres deseosas de alcanzar una igualdad que hasta el momento se les negabas, y por supuesto tampoco faltó el debate interno.

Durante esta época la mujer consiguió finalmente el sufragio, aunque sólo temporalmente y también pudo acceder a una educación superior. Como ejemplo podemos citar a Concepción Arenal, uno de los tratados de criminología más completo de su época y tuvo que firmarlo con el nombre de su hijo de doce años. En la nota de defunción de esta gran pensadora española aparece como ocupación “Ama de Casa” (Magnini Gonzales 1985, 116). Las mujeres necesitaban el permiso de su esposo para publicar y en la mayoría de los casos lo hacían en publicación de distribución minoritaria. Otro ejemplo insultante de sexismo en estos primeros momentos de lucha lo tenemos en el hecho de que las clases de Emilia Pardo Bazán, la primera mujer que ejerce la profesión de docente, en la Universidad española, fueron tan boicoteadas que finalmente tuvo que abandonar la Universidad.

 El acceso de la mujer a la educación fue siempre una tarea ardua. No se olvide que no fue hasta 1901, cuando el revolucionario anarquista Francisco Ferrer creó la primera escuela moderna para hombres y mujeres y que en (1920) había solamente 439 mujeres española, lo cual suponía un 2% de la población estudiantil.

Después de la segunda República y la guerra civil, parte de la crítica feminista ha manifestado que existieron dos generaciones de mujeres, las adultas durante la guerra y postguerra y las que eran niñas durante esta época. La primera generación, que se caracterizó principalmente por el éxodo del campo a la ciudad. Este movimiento supuso que las mujeres comenzaran afrontar los cambios de los nuevos trabajos que tuvieron que desempeñar, para salir de la miseria y de la situación en la que se hallaba el país después de la guerra, fue necesario contar con su incorporación al mercado laboral: servicio doméstico, peonaje industrial, o en el sector de servicio que comenzaba a crecer en las ciudades. Las mujeres vieron incrementadas las horas de trabajo al doble, necesarias para la subsistencia de su familia. Otra vez la historia patriarcal que intenta mantener a la mujer en su espacio doméstico y privado. No obstante, la profesionalización de la  la mujer dependía de su grado de educación. El analfabetismo era bastante alto en la primera década del siglo XX, y hasta los años 40 y 70 los índices no disminuyeron. Por lo tanto, mientras que una parte de las mujeres se dedicaba al peonaje industrial y el trabajo doméstico, las más jóvenes empezaban a tener acceso a una educación que las prepararía para desempeñar otro tipo de trabajos.

La otra generación de mujeres de esta época está compuesta por las niñas adolescentes, que vivieron la posguerra de los años 40 y 50, las hijas de la generación anterior. Estas afortunadamente comenzaron a tener acceso a la educación universitaria, aunque sus vidas siguieron estando regidas por un fuerte autoritarismo y además les tocó vivir una de las épocas más difíciles económicamente hablando, por las que pasó el país. Estas niñas habían visto a sus madres sometidas por el trabajo doméstico y el sistema patriarcal dominante, de manera que esta nueva generación de mujeres que se estaba formando tuvo que pensar cómo modificar y mejorar esas condiciones de vida. Estas mujeres fueron las protagonistas directas del desarrollismo de los años 60, que inicia la implantación de la sociedad de consumo desde el seno de unas familias cada vez más nuclearizadas y electrodomesticadas. Impulsoras, pues, de la modernidad (Moreno, 101).

Tras la muerte de Franco en 1975 y el año Internacional de la mujer, feliz coincidencia que quizá contribuyó a que se revisaran muchas leyes y se intentara poner a la mujer en el lugar de igualdad que se merecía. A partir de entonces la mujer comenzó a protagonizar debates y actividades que fueron rasgando el sistema patriarcal. La constitución de 1978, supuso la derogación de artículos sexista  del Código Penal, referente al adulterio y al amancebamiento y se despenalizó la propaganda de métodos anticonceptivos. En 1985 se reconoció que las mujeres podrían abortar bajo varios supuesto: malformación del feto, peligro de la salud física y psíquica de la madre y violación de la misma. Sin duda alguna el hecho más relevante de la actividad feminista en el seno del PSOE lo constituye el acuerdo adoptado durante la celebración del XXXI congreso celebrado en Madrid en enero de 1988.

Durante el mismo se acordó adoptar el sistema de cuotas de representación de mujeres en un porcentaje no inferior al 25% para todos los órganos  de dirección del partido en todo los niveles lo que supuso la elección de seis mujeres para formar parte de la Comisión Ejecutiva (Folguera. 125).

En la actualidad el movimiento feminista en España es bastante disgregado y la lucha de la mujer, a veces, no se presenta como algo uniforme. Pero no por ello se deben desestimar los logros que, a pesar de la historia dolorosamente reciente de opresión en una sociedad patriarcal paternalista y utilitaria ha seguido avanzando.

A pesar de todo estos avance, aun queda mucho por cambiar, según la mayoría de las escritoras. Esta son mujeres que pertenecen a distintas generaciones, que han vivido de muy distintas maneras, el activismo y la historia de la mujer española contemporánea, y que luchan, de alguna manera, con su pluma para que la mentalidad española cambie y  evolucione.

Bibliografía consultada.
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AMORÓS, CELIA (coor). Historia de la teoría feminista. Madrid: Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense de Madrid 1994.

CABRERA BOSH, MARÍA ISABEL «Mujeres que lucharon sola: CONCEPCIÓN, ARENAL Y PARDO BAZAN, EMILIA» en Folguera Pilar (comp). El feminismo en España: dos siglos de historia. Madrid Editorial: Pablo Iglesia, 1988

REDONDO GOICOCHEA, ALICIA . Mujeres y Narrativa: otra historia de la literatura : Madrid  Siglo XXI, 2009.














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