ALFONSO SASTRE
Es junto a Antonio
Buero Vallejo uno de los principales autores teatrales de la posguerra
española. La también llamada Generación de los 50. Su producción destaca sobre todo, y por lo que
es conocido, el teatro, también cultivó otros géneros como la novela, el ensayo
y el guión cinematográfico. Fue ganador del Premio Nacional del teatro en 1986.
Nació en Madrid en 1926
en una familia modesta donde recibe una educación católica. Vivió la guerra
civil cuando era un niño, y como a todos los de su generación, le marcaría
profundamente tanto a nivel personal como literario.
En la academia privada
donde estudiaba, conoció a los que luego fundarían el Arte Nuevo como Alfonso
Paso. Este teatro surgió en 1945 inspirándose en los teatros de vanguardia que
surgían en París.
Alfonso Sastre desde
muy joven, mostró una gran conciencia social y política que le llevó a escribir
un teatro de protesta inspirado en Piscator y en el realismo socialista de
Máximo Gorki[1].
Era un teatro al margen del teatro oficial del régimen.
El Arte Nuevo no tiene
importancia para la crítica, salvo que supuso un cambio de dirección en el
teatro que se venía haciendo hasta entonces. Con sus propuestas, querían hacer
un teatro totalmente opuesto al teatro burgués y de evasión al que venían
haciendo Benavente y sus seguidores. Su objetivo era crear en España el teatro
experimental.
Después de esta aventura
teatral comienza a escribir obras en el que el tema principal de será la opresión, concretamente la franquista,
y la injusticia social. Su objetivo es hacer dramas revolucionarios y que
exalten a las masas a rebelarse con el orden franquista. Al igual que Antonio
Buero Vallejo busca hacer reflexionar al espectador en una concepción dramática
bastante unamuniana[2].
Con estas premisas de su teatro no es muy difícil imaginar la durísima censura
a la que fueron sometidas sus obras y que apenas pudieran estrenarse.
Fue muy polémico su
“enfrentamiento” con Buero Vallejo en su concepción y el objetivo del teatro.
En 1960 en la revista Primer Acto,
Sastre reprochaba a Buero Vallejo que haya renunciado a hacer un teatro más
radical en su contenido y comprometido con la lucha social por tener más
público. Para Sastre el teatro tenía que ser arriesgado y luchar abiertamente
contra el gobierno y las estructuras sociales, en cambio, Buero Vallejo
consideraba que se podía hacer un teatro de protesta pero dentro de los límites
que imponía la censura. Esta última propuesta fue lo que se llamó el
“posibilismo escénico”.
Alfonso Sastre se
retiró de los escenarios españoles desde 1967 con la obra Oficio de tinieblas. Este abandono se debe a unas concepciones
escénicas que están fuera de las tradiciones españolas, una ideología social
problemática y a que no escribe obras destinadas a los teatros profesionales españoles.[3]
En 1950 publica el
manifiesto del Teatro de Agitación Social, con el que proponen al público español, la obra de algunos dramaturgos
contemporáneos como O’Neill, Miller, Sartre, Brecht y otros. Este proyecto fue
prohibido y solo tuvo alcance teórico.[4]
Diez años después crea
otro grupo teatral profesional: Grupo de Teatro Realista, con el que pretendían
ofrecer obras de elevado nivel ideológico y artístico. Solo duró una temporada
por las presiones gubernamentales y económicas.
Su obra teatral la componen
veintidós obras teatrales. Su teatro se caracteriza por la fuerza dramática
conseguida a través de plantear preguntas sobre problemas complejos. Es una
búsqueda y exploración incesante de la condición del hombre contemporáneo a
través de un espíritu analítico.
La obra se puede
dividir en tres etapas:
La primera etapa va
desde 1946-1949. Son sus trabajos de Arte Nuevo. Son dramas de frustración, en
los que presenta un mundo en la que la acción humana es imposible, en que los
personajes son inferiores a sus circunstancias y se encuentran sofocados a
ellas. Respecto a la forma es vanguardista. Ha
sonado la muerte, Uranio 23, Cargamento de sueños.
La segunda etapa es la
década de los cincuenta. Es la época de sus obras más conocidas y queridas por
la crítica. Sastre cree en la fuerza del teatro para la denuncia y el cambio
social. Son sus “dramas de posibilidad”: dramas en los que los seres humanos
pueden actuar y pueden modificar, en alguna medida sus circunstancias. Es un
reflejo de su nueva mentalidad impregnada del humanismo socialista. Son obras
de realismo social en los que los actos de los personajes ser realizan en
contra de procesos sociales que niegan la dignidad individual. Escuadra hacia la muerte. La mordaza, La
sangre de Dios.
La tercera etapa que se
inicia en 1962. Aquí su teatro es irónico, con una gran presencia del humor
negro y que se distancia de la realidad. Es un teatro post-brechtiano de alta
violencia psíquica y que a veces roza el esperpento.[5] La taberna fantástica, La sangre y la ceniza,
El banquete.
Después de esta breve
introducción sobre el autor, en mis siguientes entradas analizaré algunas de
sus obras más importantes.
[1] Rodríguez
Cacho, L. (2009). Manual de historia de literatura española. Tomo dos. 1st ed.
Madrid: Castalia, p.483.
[2] Rodríguez
Cacho, L. (2009). Manual de historia de literatura española. Tomo dos. 1st ed.
Madrid: Castalia, p.483.
[3] Sastre,
A. (1988). Escuadra hacia la muerte. La mordaza. 6th ed. Madrid: Castalia.
Edición de Farris Anderson, p.10.
[4] Sastre,
A. (1988). Escuadra hacia la muerte. La mordaza. 6th ed. Madrid: Castalia. Edición
de Farris Anderson, p.14
[5] Sastre,
A. (1988). Escuadra hacia la muerte. La mordaza. 6th ed. Madrid: Castalia. Edición
de Farris Anderson, p.21-24.
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