sábado, 29 de abril de 2017

Introducción de Alfonso Sastre

ALFONSO SASTRE
Es junto a Antonio Buero Vallejo uno de los principales autores teatrales de la posguerra española. La también llamada Generación de los 50.  Su producción destaca sobre todo, y por lo que es conocido, el teatro, también cultivó otros géneros como la novela, el ensayo y el guión cinematográfico. Fue ganador del Premio Nacional del teatro en 1986.
Nació en Madrid en 1926 en una familia modesta donde recibe una educación católica. Vivió la guerra civil cuando era un niño, y como a todos los de su generación, le marcaría profundamente tanto a nivel personal como literario.
En la academia privada donde estudiaba, conoció a los que luego fundarían el Arte Nuevo como Alfonso Paso. Este teatro surgió en 1945 inspirándose en los teatros de vanguardia que surgían en París.
Alfonso Sastre desde muy joven, mostró una gran conciencia social y política que le llevó a escribir un teatro de protesta inspirado en Piscator y en el realismo socialista de Máximo Gorki[1]. Era un teatro al margen del teatro oficial del régimen.
El Arte Nuevo no tiene importancia para la crítica, salvo que supuso un cambio de dirección en el teatro que se venía haciendo hasta entonces. Con sus propuestas, querían hacer un teatro totalmente opuesto al teatro burgués y de evasión al que venían haciendo Benavente y sus seguidores. Su objetivo era crear en España el teatro experimental.
Después de esta aventura teatral comienza a escribir obras en el que el tema principal de  será la opresión, concretamente la franquista, y la injusticia social. Su objetivo es hacer dramas revolucionarios y que exalten a las masas a rebelarse con el orden franquista. Al igual que Antonio Buero Vallejo busca hacer reflexionar al espectador en una concepción dramática bastante unamuniana[2]. Con estas premisas de su teatro no es muy difícil imaginar la durísima censura a la que fueron sometidas sus obras y que apenas pudieran estrenarse.
Fue muy polémico su “enfrentamiento” con Buero Vallejo en su concepción y el objetivo del teatro. En 1960 en la revista Primer Acto, Sastre reprochaba a Buero Vallejo que haya renunciado a hacer un teatro más radical en su contenido y comprometido con la lucha social por tener más público. Para Sastre el teatro tenía que ser arriesgado y luchar abiertamente contra el gobierno y las estructuras sociales, en cambio, Buero Vallejo consideraba que se podía hacer un teatro de protesta pero dentro de los límites que imponía la censura. Esta última propuesta fue lo que se llamó el “posibilismo escénico”.
Alfonso Sastre se retiró de los escenarios españoles desde 1967 con la obra Oficio de tinieblas. Este abandono se debe a unas concepciones escénicas que están fuera de las tradiciones españolas, una ideología social problemática y a que no escribe obras destinadas a los teatros profesionales españoles.[3]
En 1950 publica el manifiesto del Teatro de Agitación Social, con el que proponen al público  español, la obra de algunos dramaturgos contemporáneos como O’Neill, Miller, Sartre, Brecht y otros. Este proyecto fue prohibido y solo tuvo alcance teórico.[4]
Diez años después crea otro grupo teatral profesional: Grupo de Teatro Realista, con el que pretendían ofrecer obras de elevado nivel ideológico y artístico. Solo duró una temporada por las presiones gubernamentales y económicas.
Su obra teatral la componen veintidós obras teatrales. Su teatro se caracteriza por la fuerza dramática conseguida a través de plantear preguntas sobre problemas complejos. Es una búsqueda y exploración incesante de la condición del hombre contemporáneo a través de un espíritu analítico.
La obra se puede dividir en tres etapas:
La primera etapa va desde 1946-1949. Son sus trabajos de Arte Nuevo. Son dramas de frustración, en los que presenta un mundo en la que la acción humana es imposible, en que los personajes son inferiores a sus circunstancias y se encuentran sofocados a ellas. Respecto a la forma es vanguardista. Ha sonado la muerte, Uranio 23, Cargamento de sueños.
La segunda etapa es la década de los cincuenta. Es la época de sus obras más conocidas y queridas por la crítica. Sastre cree en la fuerza del teatro para la denuncia y el cambio social. Son sus “dramas de posibilidad”: dramas en los que los seres humanos pueden actuar y pueden modificar, en alguna medida sus circunstancias. Es un reflejo de su nueva mentalidad impregnada del humanismo socialista. Son obras de realismo social en los que los actos de los personajes ser realizan en contra de procesos sociales que niegan la dignidad individual. Escuadra hacia la muerte. La mordaza, La sangre de Dios.
La tercera etapa que se inicia en 1962. Aquí su teatro es irónico, con una gran presencia del humor negro y que se distancia de la realidad. Es un teatro post-brechtiano de alta violencia psíquica y que a veces roza el esperpento.[5] La taberna fantástica, La sangre y la ceniza, El banquete.
Después de esta breve introducción sobre el autor, en mis siguientes entradas analizaré algunas de sus obras más importantes.




[1] Rodríguez Cacho, L. (2009). Manual de historia de literatura española. Tomo dos. 1st ed. Madrid: Castalia, p.483.
[2] Rodríguez Cacho, L. (2009). Manual de historia de literatura española. Tomo dos. 1st ed. Madrid: Castalia, p.483.
[3] Sastre, A. (1988). Escuadra hacia la muerte. La mordaza. 6th ed. Madrid: Castalia. Edición de Farris Anderson, p.10.
[4] Sastre, A. (1988). Escuadra hacia la muerte. La mordaza. 6th ed. Madrid: Castalia. Edición de Farris Anderson, p.14
[5] Sastre, A. (1988). Escuadra hacia la muerte. La mordaza. 6th ed. Madrid: Castalia. Edición de Farris Anderson, p.21-24.

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