Con
esta entrada me gustaría introducir el panorama que atravesó la narrativa entre
1936 y 1951, puesto que se vio afectada. A pesar de ello, tras los géneros
narrativos de esta etapa se sigue apreciando el testimonio social.
En
el siguiente párrafo, Ignacio Soldevila Durante explica este apartado:
<<La
situación bélica, en ambos bandos, significó un incremento de la publicación de
periódicos y de hojas sueltas, en detrimento de la publicación de libros, y,
dentro de la producción libresca, la creciente carestía del papel hizo que se
prefiriera la publicación de obras políticas o testimoniales en detrimento de
los textos de imaginación. En esas condiciones de preferencias y limitaciones
no es sorprendente que la producción narrativa se decantase hacia el cuento y
los relatos breves, que podían publicarse en la prensa periódica, y que la
publicación de novelas se viera limitada tanto en la extensión de las obras
como en las tiradas, a menos que el texto tuviera virtudes propagandísticas
claramente comprobadas por los controladores de la política editorial. Varias
novelas se empezaron a publicar por capítulos en revistas, y, por otra parte,
se percibe una tendencia a deformar el concepto de novela, puesto que bajo ese
rótulo aparecen, por ejemplo, en la revista Domingo,
publicada en San Sebastián a partir de su ocupación por el bando nacionalista,
una profusión de relatos que hoy no dudaríamos en calificar de cuentos.
Frente
al indudable eclipse del género novelístico se observa un auge evidente de la
literatura de reportajes de guerra, de relatos de <<casos>> y
testimonios acerca de las peripecias sufridas en la guerra. La realidad supera
a la ficción y las emociones procuradas por eventos imaginarios no sufren la comparación
con las que conlleva la realidad de los acontecimientos.>>
Soldevila Durante, I. (2001). Historia de la
novela española (1936-2000). Volumen I. Madrid: Cátedra, págs. 238-239.
Ignacio
Soldevila Durante nos explica en este fragmento la situación que atravesó la
novela durante la guerra civil que tuvo lugar en España. Esta guerra afectó
también a la literatura. Desde el punto de vista de la narrativa, la falta de
papel tuvo como resultado la disminución de la publicación de novelas. Aunque
esto no quiere decir que se dejasen de publicar novelas, sí que hubo una
disminución en la divulgación de este género, frente a otros tipos de
literatura que se desarrollaron en mayor medida. De esta manera, los autores se
inclinaban hacia la narrativa política y testimonial, obras en las que
relataban aquello que estaba pasando en el momento, mientras que dejaban de
lado aquellas otras obras en las que la imaginación tenía un papel importante.
Los autores de ambos bandos preferían gastar el papel en describir las hazañas
de la guerra y las situaciones y problemas que los españoles estaban viviendo
durante este periodo de guerra y posguerra. En consecuencia de esta mentalidad
que mantenían los escritores, florece la literatura sobre la guerra y sobre relatos
y testimonios que la población vivió durante estos duros años.
Al
problema de la falta de papel para la novela se le suma la negativa de las
editoriales. Con ello quiero decir que solo aquellas novelas propagandísticas
del futuro régimen son las que consiguen la aprobación de las editoriales para
su publicación. Los novelistas que no lograban tener el beneplácito de las
editoriales divulgaban sus escritos en revistas, divididas por capítulos.
Cierto es que, con esta divulgación, el concepto de novela se distorsionó. Al
final, las publicaciones por capítulos no llegaban a formar una novela como la
conocemos hoy en día, sino que comenzaron a acortarse hasta el género del
relato o, incluso, del cuento.
Nos
encontramos en un periodo en el que sobre todo destacan dos géneros narrativos:
el cuento y los relatos breves. El apogeo de estos géneros se debe, mayormente,
a la misma condición que llevó a la merma de la novela: la limitación del papel
para poder escribir. Al ser publicaciones cortas, podrían aprovechar mejor el
papel. Otra de las ventajas con la que estos géneros contaban es que podían
publicar en la prensa periódica sin problema, puesto que no ocupaba mucho
espacio.
Así,
Ignacio Soldevila Durante, nos muestra como la carestía de papel afectó
seriamente a la producción narrativa. No hubo un momento en la que se dejase de
publicar novela, aunque su cantidad disminuyó, sobre todo de aquella en la que
la imaginación cumplía un papel central. Al desplazarse dicha novela
imaginativa, vieron la luz la novela bélica y testimonial, además del relato
corto y el cuento. Con todo ello, aunque no se utilice la fantasía, detrás de
los escritos de esta época se refleja la sociedad del momento, sea desde sus
testimonios y relatos sobre lo que les había ocurrido, sea describiendo los
acontecimiento bélicos.
BIBLIOGRAFÍA
Soldevila
Durante, I. (2001). Historia de la novela española (1936-2000).
Volumen I. Madrid: Cátedra.
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