miércoles, 15 de marzo de 2017

COMENTARIO "EL TIOVIVO", ANA MARÍA MATUTE

Al atravesar una feria, un niño pobre quería disfrutar de ella como el resto de los niños, pero no tenía dinero para ello. Un día consiguió comprar un billete para el tiovivo. Subió a él, y fue el último niño en hacerlo.

El cuento nos lo relata un narrador omnisciente y heterodiegético. De esta forma, apreciamos como se nos cuenta la historia desde afuera y utilizando la tercera persona. Este narrador también nos introduce de forma directa en el texto las palabras del protagonista:
El niño que no tenía perras gordas, cuando miraba con el rabillo del ojo, decía: “Eso es una tontería que no lleva a ninguna parte. Sólo da vueltas y vueltas y no lleva a ninguna parte”.

El único personaje que encontramos es el niño pobre. Su relato tiene lugar en el mismo espacio: una feria, en la que hay distintos puesto, como el tiro al blanco o la noria, además del propio tiovivo. La descripción sobre lo que el protagonista ve es una característica común en los cuentos de Ana María Matute.

En este relato breve, se nos enumeran varios temas:
La pobreza. Uno de los temas a los que esta autora suele acudir en sus relatos. Ana María Matute vivió en su infancia y juventud durante la posguerra española. Fue un periodo de mucha pobreza en la sociedad española.
El niño que no tenía perras gordas merodeaba por la feria con las manos en los bolsillos, buscando por el suelo.
La inocencia. Característica de prácticamente todos sus protagonistas, hace que el público se apiade y sienta empatía por el niño de su cuento.
La chapa brillaba tanto que el niño la cogió y se fue corriendo al tiovivo, para comprar todas las vueltas.
La muerte. Motivo rompedor con el que termina su cuento, provoca un sabor de amargura al lector, ya que, a lo largo de la narración, nos ha hecho encariñarnos con este personaje. Ana María Matute nos relata en este pequeño cuento la muerte del protagonista. A pesar de que sea un tema triste, lo trata desde una perspectiva alegre, puesto que el niño estaba feliz mientras montaba en el tiovivo:
“Qué hermoso es no ir a ninguna parte”, pensó el niño, que nunca estuvo tan alegre.
El tiovivo hace de puente hacia la muerte para este niño, pero los lectores no apreciamos esta perspectiva hasta que leemos las dos últimas frases, momento en el que somos conscientes del destino de este protagonista.
Pero aquel tiovivo era tan grande, tan grande, que nunca terminaba su vuelta, y los rostros de la feria, y los tolditos, y la lluvia, se alejaron de él. Y ningún niño quiso volver a montar en aquel tiovivo.

Podemos hacer otras interpretaciones de este relato:
Pérdida de la esperanza. Los niños son la esperanza del futuro de la humanidad. Al morir el niño protagonista, muere con él la esperanza. Es un niño que va buscando por el suelo, y aquel que busca es porque algo quiere encontrar, por lo que tiene esperanza en hallar lo que sea.

Enfermedades de la posguerra. Nos damos cuenta de que el protagonista muere, pero en ningún momento se nos dice por qué. La posguerra fue una época durante la que muchas personas morían debido a diferentes enfermedades, como por ejemplo la tisis. El niño de este cuento, pudo imaginarse que estaba montado en un tiovivo mientras deliraba por las fiebres causadas por alguna de estas enfermedades, que en la mayoría de los casos conducían a la muerte.

Marginalidad. Entre los temas principales de Ana María Matute, como he dicho anteriormente, se encuentra la atención a los marginados. El protagonista puede ser un caso de ello, puesto que se trata de un niño que camina solo por la feria. ¿Qué padres no acompañan a su hijo a una feria? Para dar respuesta a esta pregunta, podemos imaginarnos dos situaciones: que sus padres tengan que trabajar el máximo de horas para poder sobrevivir o que hayan muerto durante la guerra o posguerra. De cualquier modo, es un pobre niño al que le llega el final de su vida en soledad, marginado.

Para la autora que estamos tratando, un cuento era prosa poética, porque en el mínimo espacio, debía de contar muchas cosas; lo que trata de hacer un poema. Utiliza, pues, figuras poéticas para la redacción del relato. La más significativa es la anáfora. Tenemos varios ejemplos de ella.
El niño que no tenía perras gordas merodeaba por la feria con las manos en los bolsillos, buscando por el suelo. El niño que no tenía perras gordas no quería mirar al tiro en blanco, ni a la noria, ni, sobre todo, al tiovivo de los caballos amarillos, encarnados y verdes, ensartados en barras de oro. El niño que no tenía perras gordas, cuando miraba con el rabillo del ojo, decía: “Eso es una tontería que no lleva a ninguna parte”.
 
El niño que no tenía perras gordas, cuando miraba con el rabillo del ojo, decía: “Eso es una tontería que no lleva a ninguna parte. Sólo da vueltas y vueltas y no lleva a ninguna parte”. (…) Y el tiovivo empezó a dar vueltas, vueltas, y la música se puso a dar gritos entre la gente, como él no vio nunca.

En conclusión, Ana María Matute utiliza en este pequeño relato todos los motivos característicos a lo largo de su obra, puesto que lo que ella vivió en su infancia marcó esta. Además de estos temas, los lectores podemos hacer otras interpretaciones, las cuales no se nos muestran tan explícitas a lo largo del relato. Por ejemplo, podemos imaginarnos que el niño llegó a montarse en el tiovivo de verdad, aunque, también, que el niño se coló cuando el tiovivo estaba cerrado y murió mientras deliraba, soñando que estaba montado en el tiovivo. De esta manera, cada lector puede entender el cuento de una forma diferente, dependiendo de lo que quiera ver, de sus sentimientos, etc. Gracias a que se trata de un relato abierto, la dureza de la realidad del momento queda reflejada, pero con un toque de dulzura, sin hacer explícita la muerte.


BIBLIOGRAFÍA
Madrenas, D. Solucionario "Los niños tontos", Ana María Matute. Planeta Lector. http://planetalector.com/system/files/libro/solucionario/los_ninos_tontos_-_solucionario.pdf [Acceso 15 Mar. 2017]. 




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